¿Cómo podemos entender mejor la Biblia?

Autor: Mel Lawrenz (Tomado del libro: “Cómo entender la Biblia“)

Si tu deseo es entender mejor la Biblia estás en buena compañía. No son únicamente las personas que se aventuran a leer la Biblia por primera vez quienes consideran que puede ser un reto enorme entenderla. Muchos creyentes maduros piensan igual. También varios eruditos bíblicos coinciden con ello. Incluso encontramos escritores bíblicos que piensan de ese modo. La segunda carta de Pedro, capítulo 3, versículo 16 dice: “En todas sus cartas [el apóstol Pablo] se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender”. Esto no debería sorprendernos. Por el contrario, debería entusiasmarnos e inspirarnos. Debería alimentar nuestra curiosidad e impulsarnos a adorar.

Si al tener una Biblia en nuestras manos tenemos las mismísimas palabras del Creador del universo (un Creador que nos ama tanto que ha decidido no dejarnos en silencio) entonces no deberíamos sorprendernos de que dichas palabras puedan ser misteriosas, complejas y profundas. No querríamos que fuera de ninguna otra manera. Si la Biblia fuera tan fácil de entender como el noticiero o el blog de una persona, entonces Dios no sería más grande que un periodista o un bloguero. Si pudiéramos comprender toda la Biblia la primera vez que la leyéramos ¿qué más habría allí para nosotros para el resto de nuestra vida?

Si la Biblia no exigiera algo de esfuerzo y paciencia para entenderla ¿cómo podría ser una guía confiable para los grandes desafíos de nuestra vida? Considéralo de la siguiente forma: si fueras a un gran banquete donde hubiera una mesa de diez metros llena de docenas de distintos alimentos, no te sentirías desalentado si te fueras de allí habiendo probado solo algunos de los platillos maravillosos que se ofrecían. En cambio, te entusiasmaría regresar otro día a fin de probar más. La Biblia es desafiante porque desafía. Mark Twain lo expresó de este modo: “No son las cosas que no entiendo de la Biblia las que me preocupan sino las partes que sí entiendo”. La Palabra de Dios es maravillosamente subversiva. La Escritura es como el bisturí que corta pero también como un bálsamo que sana.

Ningún imperio ni ninguna civilización puede suprimir la verdad de la Palabra de Dios porque: “Él reina sobre la bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. Él extiende los cielos como un toldo, y los despliega como carpa para ser habitada” (Is. 40.22). Este es el Dios que ha hablado… a nosotros. Un vasto número de personas respeta la Biblia pero anhela conocerla mejor. Esto incluye a personas que han leído la Biblia durante muchos años y quienes han estado dubitativos siquiera de intentarlo. He aquí buenas noticias: la Biblia, escrita por muchos autores a lo largo de muchos años y considerada como la Palabra de Dios por millones de personas, es Dios hablando a la raza humana. Y Dios quiere que lo comprendan.

La Biblia es la Palabra de Dios en palabras humanas. Los profetas y apóstoles eran personas reales, proclamando, enseñando, corrigiendo y advirtiendo con urgencia. Estos escritores querían expresar cosas específicas a través de lo que decían. Si la Biblia ha logrado resistir la prueba del tiempo a lo largo de las eras y en medio de miles de culturas diferentes, entonces podemos tener la certeza de que esta Palabra de Dios probará ser confiable en cualquier circunstancia de nuestra vida.

Como dice el Salmo 34.8: “Prueben y vean que el Señor es bueno”. La excelente perspectiva de comprender mejor la Biblia es que también llegamos a entender mejor a Dios. Y ese es el principal motivo por el que Dios habló.