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La honestidad en una relación de amigos

¿Qué es la amistad?
¿Qué es la amistad para Jesús, el Hijo de Dios? ¿Qué significa la amistad para nosotros en los actuales días que vivimos en esta tierra convulsa?

La amistad es una relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. De ahí se deriva que existen relaciones amistosas muy fuertes, incluso mucho más que las establecidas por las relaciones de consanguineidad. En el mundo actual se requiere de amistades, pues la amistad es un valor humano basado en la confianza y en la honestidad entre las personas. Es el amor más limpio y puro que se conoce. La amistad es un don de Dios.

Para Jesús, la amistad fue algo esencial en su breve vida en la tierra. Amó por igual a amigos y hasta enemigos. Estableció relaciones de amistad con todos, pero principalmente con tres de sus discípulos: Juan, «el discípulo amado», Santiago y Pedro, que fueron discípulos grandemente amados por él. Jesús amó con amor desbordado e ilimitado a todos los seres humanos, amó a los amigos y a quienes no lo eran hasta el punto de ofrendar su vida por salvarnos a través del sacrificio de su sangre.

El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho» (Juan 15:13–15).

La amistad y la honestidad
La amistad se debe apoyar en lineamientos lúcidos y transparentes para que se consolide como un hecho real y contundente sobre la base de la honestidad. La amistad sigue siendo para Jesús algo primordial en nuestras vidas. Al establecer una relación con nosotros los humanos, lo basó en la humildad y en la honestidad para que sea cercana y estrecha con él.

La honestidad es la honradez, el concepto de la virtud que consiste en decir la verdad por encima de todo, es la decencia, el recato, lo razonable y verdaderamente justo en el cotidiano transcurrir de nuestra existencia humana. Es el respeto por la otra persona hasta el punto de nunca decir lo que no sea cierto, pues la limpieza de corazón es una virtud intachable ante los ojos de Dios.

La amistad es un mensaje de Dios al hombre actual que podemos leer en su Palabra. Jesús es el mejor amigo del hombre y es el mejor ejemplo para nosotros de la amistad. La verdadera amistad se basa en la franqueza, en la honestidad, conceptos sagrados ante Dios y sobre todo, se basa en un profundo y sincero amor.

Al contrario, el amor debe hacernos decir siempre la verdad, para que en todo lo que hagamos nos parezcamos mas a Cristo, que es quien gobierna la iglesia (Efesios 4:15).

No es suficiente hablar solo la verdad, ni es suficiente hablar solo con amor. Pablo nos dice que el amor nos va a guiar a la verdad y la verdad siempre debe estar remojada en el amor. El escritor Warren Wiersbe dijo: «La verdad sin amor es crueldad, y el amor sin verdad es hipocresía».

Dios nos habla de la manera para que podamos tener y mantener una conducta honesta y amorosa como sus seguidores. Solo de esta manera podremos crecer en bendiciones. Mientras más estrecha sea nuestra relación con su Hijo Jesús y nuestra obediencia sea absoluta a él, nuestra vida será ricamente bendecida en la tierra. Basemos nuestra amistad con Jesús y con nuestros amigos en la honestidad, la limpieza y pureza de corazón. Confiemos completamente en él, depositando nuestras cargas diarias en su poder y sabiduría, porque así lo desea para cada uno de sus hijos.

¿Y tú ya tienes establecida una amistad basada en la honestidad con Jesús?

Autora: Mercedes Eleine González, 24 de octubre 2017
Fuente: Blog de la Biblia – Blog.bible

Tres versículos para los amigos del alma

Me acuerdo como si fuera ayer, mi mejor amiga y yo solíamos correr por la calle a la salida de la escuela rayando con tiza las paredes de los vecinos. ¡Cómo pasa el tiempo! Hace poco más de un año celebrábamos su boda. Dios me ha dado muy buenos amigos (no es necesario hacer aquí una lista de sus nombres, ellos saben bien quienes son, nosotros lo sabemos)… Los amigos son como una sonrisa de Dios en la vida.

¿Les has hablado a tus amigos últimamente? Hace un par de días que estaba pensando en ellos, dónde y cómo estarán. Pasa, a veces, que uno crece y se desconecta de aquellos que fueron tan importantes en su vida. Los amigos también forman parte de nuestra amistad y relación con Dios. Ellos han sido regalos de Dios para nosotros y —como todo regalo de Dios— algún día se nos pedirá cuentas de cómo los hemos tratado.

Decía el gran escritor británico C.S. Lewis «La amistad no es necesaria, como la filosofía, como el arte… No tiene valor de supervivencia; más bien es una de esas cosas que dan valor a la supervivencia». ¿Qué sería de la vida sin amigos? Ellos le dan a la vida sabor y gusto, y a través de ellos podemos descubrir a Jesucristo, porque él es más amigo que cualquier amigo.

  1. 1 Samuel 18:1-3
    Después que David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se hizo muy amigo de David, y llegó a quererlo como a sí mismo. Saúl, por su parte, aquel mismo día lo tomó a su servicio y no lo dejó volver a casa de su padre. Y Jonatán y David se juraron eterna amistad, porque Jonatán quería a David como a sí mismo.
  2. Proverbios 18:24b
    Hay amigos más fieles que un hermano.
  3. Juan 15:12-15
    Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.

Jesús nos llama «amigos»; y cuando esto pasa, la vida es otra… dan ganas de correr por las calles llenos de alegría como cuando éramos niños.

¿Te ha sonreído Dios a través de tus amigos? ¿Qué has aprendido en la Biblia sobre la amistad? ¿Qué significa para ti ser amigo de Jesús?

Autor: Juan Rojas Hernández, 20 de abril 2017
Fuente: Blog de la Biblia – Blog.bible

De la Biblia a la vida: las amistades

Existe una expresión de la iglesia de Cristo que refiere a lo estrictamente relacional. Cuando recorremos la revelación bíblica observamos que la experiencia de la iglesia emerge en tres dimensiones que conviven y se retroalimentan entre sí. Te invito a recorrer en una lectura profunda los capítulos 1 y 18 del libro de Hechos. Allí podrás observar estás dimensiones de las que te hablo. Podrás ver con claridad cómo la iglesia es una experiencia de alcance mundial, tiene incidencia e impacto en lo local, pero también resulta una vivencia profundamente relacional. Ese es el diseño de Dios para su pueblo.

Cristo inició la iglesia sobre la base de relaciones. Relaciones que reunieron a hombres contradictorios, opuestos entre sí, sospechosos y desconfiados. Durante tres años les abrió su mente y corazón y los llevó, prácticamente, a la aventura de la convivencia entre sí y al servicio al prójimo. Fue tiempo de clases magistrales, dinámicas con preguntas incisivas y trabajos prácticos que llevaron a sus discípulos a la comprensión de que su propuesta consistía en regalarles su amistad (Jn 15. 15). Sobre esa base Jesús los mandó a multiplicar ese modelo relacional, haciendo discípulos, consolidando su amistad entre ellos y abriéndose a nuevas amistades.

La amistad es una de las maneras más concretas, sólidas y palpables de hacer pueblo y de hacer iglesia. Hebreos 10.23-25 dice:
“Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió. Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca”.

La dimensión relacional de la iglesia es el escenario donde el compañerismo y la amistad deben cultivarse de manera deliberada e intencional. Este pasaje nos revela el desafío de salir del aislamiento y la indiferencia para tenernos en cuenta, estimularnos y animarnos por medio de las relaciones. Es un reto a nuestro favor abrirnos a amistades saludables donde crezca esa interacción que nos permite nutrir y ser nutridos.

Cada uno de nosotros debe aprender a cultivar y profundizar amistades que potencien nuestra amistad con Jesús, estimulándonos y desafiándonos a realizar obras de amor, creciendo en la oración y en el disfrute de nuestra relación con Dios.

Germán Ortiz
Psicólogo social. Pastor. Autor de “Vamos por más” y otras publicaciones.
Miembro fundador de LAGRAM.