Reflexiones

Sueños y metas

Todo en la Biblia se trata de Dios. Es la historia de un Dios que invita a participar al hombre en su plan perfecto y que le dará al ser humano un sentido de satisfacción y propósito pleno. Desde el comienzo de la historia humana se manifestó la intencionalidad de Dios de que seamos participantes activos de su reino, fructificando, multiplicando, señoreando, poniendo nuestra impronta y creatividad en la transformación permanente de lo inicialmente creado.

Dentro de esa bendición inicial se le dio al hombre la libertad e inteligencia para gobernar, planificar y dirigir. Y es justamente en la plena comunión con la trinidad donde encontramos un sentido de valor como seres, mientras el uso de la imaginación, el trabajo, los objetivos y planes se conjugan extraordinariamente con el hacer de Dios.

Somos llamados colaboradores de un Dios que claramente tiene un plan, un diseño, un propósito manifiestamente definido que le llevará gloria a Su Nombre.

Pero no somos lanzados al desafío de vivir nuestros sueños y alcanzar con esfuerzo nuestras metas sin más. La Palabra de Dios nos advierte del peligro de hacerlo sin la perspectiva de Dios. Es que esa capacidad inicial del hombre fue enormemente dañada por la introducción del pecado en la humanidad y, por lo tanto, también sus sueños, metas y propósitos han sido corrompidos.

Sería arrogante pensar que Dios nos acompaña en todo emprendimiento que instauremos en nuestro corazón pretendiendo sujetar a Dios a acompañar y bendecir nuestros propios sueños y planes. Por el contrario, los grandes hombres y mujeres de fe fueron interrumpidos por Dios en sus proyectos personales, para ser llevados a los pensamientos y metas de él. Jamás se propusieron en su corazón ser quienes fueron ni hacer lo que hicieron. Por subordinar sus vidas a los grandes propósitos de Dios tuvieron que pagar un precio enorme de olvido, sacrificio, dolor, desarraigo e incomprensión.

Solo una clara dependencia de Dios, un caminar diario con Jesús y una visión renovada en el Espíritu por la lectura de su Palabra, puede ayudarnos a adquirir el entrenamiento necesario para comprender y subordinar toda meta personal al propósito eterno de Dios en todas las áreas de nuestras vidas. Solo así el propósito final será que su reino se establezca en la tierra y se manifieste así su voluntad en la tierra como en el cielo.

Pr. Juan Carlos Gervilla

Pastor en la Iglesia de los Libres en Mendoza. Contador Público Nacional. Docente en colegio secundario.

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El Mejor Regalo

“Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: !!Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:9-14)

El tiempo de Navidad es una maravillosa oportunidad para reflexionar acerca de la increíble generosidad de Dios para con la humanidad. Pero el regalo que Dios nos da en Cristo Jesús va aún más allá de su grandiosa obra redentora, mediante la cual nos ofrece salvación.

En el relato bíblico vemos que los ángeles son enviados para comunicar algo de forma muy clara: el Hijo de Dios ha venido a la Tierra para mostrar la gloria de Dios a su creación y así traer paz y reconciliación. Él vino para que la humanidad pueda alegrarse en el Dios de su salvación. Él se hizo hombre para traer la alegría que el mundo tanto anhelaba.

¡Jesús, en sí mismo, es esa alegría! El Cristo resucitado es el tesoro escondido en el campo (Mateo 13:44). Él es la perla de gran precio (Mateo 13: 45–46). Él no solo es ¨Dios con nosotros¨ para salvarnos, sino que Él mismo es nuestra más grande alegría y nuestro tesoro más valioso. En Él nuestras almas pueden encontrar eterna satisfacción.

El mejor regalo de todos es que ¨aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad¨ (Juan 1:14). Es Cristo Jesús quien nos revela la incomparable gloria de Dios, y su gloria lo transforma todo.

En esta Navidad, nuestra oración es que puedas encontrarte con Dios y su Hijo Jesucristo a través de la lectura de la Biblia, y que ese encuentro transforme tu vida, renueve tu esperanza, y llene de amor tu corazón. Nuestra oración es que puedas disfrutar de su maravilloso regalo y así puedas disfrutar de la gloria de Dios en Cristo Jesús.

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Tomar decisiones es el primer paso para avanzar hacia el cumplimiento de nuestros sueños y metas. Éstas dicen mucho acerca de quiénes somos, acerca de qué es lo que sostiene nuestras vidas y hacia dónde estamos transitando. Descubre en la Palabra de Dios las herramientas para tomar decisiones conforme a la voluntad de Dios.

Versículos de la Biblia sobre la amistad

En la Biblia podemos aprender que es plan de Dios para nuestras vidas tener amistades genuinas. Si hay algo lejano a su verdadero propósito es que estemos solos, como islas. Por eso en la Biblia encontramos ejemplos, consejos e instrucciones para comenzar y mantener relaciones saludables y significativas que manifiesten la gracia de Dios:

 

El amigo siempre es amigo, y en los tiempos difíciles es más que un hermano. Proverbios 17:17

Para afilar el hierro, la lima; para ser mejor persona, el amigo. Proverbios 27:17

Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos. Juan 15:13

Quien con sabios anda a pensar aprende;  quien con tontos se junta acaba en la ruina. Proverbios 13:20

Quien perdona gana un amigo; quien no perdona gana un enemigo. Proverbios 17:9 

El buen amigo da buenos consejos; el malvado se pierde en su maldad.  Proverbios 12:26 

¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que «Las malas amistades echan a perder las buenas costumbres.» 1 Corintios 15:33 

Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes. Lucas 6:31

Más valen dos que uno, pues mayor provecho obtienen de su trabajo. Y si uno de ellos cae, el otro lo levanta. Eclesiastés 4:9-10

Para alegrar el corazón, buenos perfumes; para endulzar el alma, un consejo de amigos. Proverbios 27:9

Entre risas, charlas y recuerdos, esta semana te invitamos a dar gracias a Dios por los amigos.

En tiempos difíciles, Dios es fiel

 

Dios es fiel, y eso significa que siempre hará lo que dijo y cumplirá lo que prometió. Exploremos en la Biblia por qué podemos confiar en Él y como su fidelidad impacta en nuestras vidas:

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel”  Deuteronomio 7:9 

La perfección de la fidelidad de Dios puede resultar incomprensible para nuestras mentes  finitas. Diferente a lo que sucede con los seres humanos, la fidelidad es esencial a la naturaleza de Dios. Dios siempre hará lo que dice y cumplirá lo que prometió.

 

“Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple.” Números 23:19

Podemos recordar diariamente sus promesas y confiar en que, más allá de cómo se vean las circunstancias, Él es fiel para cumplir todo lo que prometió.  

 

“Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.” Salmos 36:5

Podemos confiar en su fidelidad eterna. Dios que ha sido fiel en el camino, no nos descuidará en el tiempo de angustia. 

 

“Sábelo bien: el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel que cumple con su pacto y su misericordia con aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos, hasta mil generaciones.” Deuteronomio 7:9

Cuando el mundo “se nos viene encima” doblegarse en la tristeza y el desánimo suelen ser, aparentemente, las únicas alternativas para nuestro confundido corazón. Concentrar nuestros pensamientos en esta provisoria realidad, terminará por sepultar nuestra esperanza.

Conocer a Dios nos permite tener alternativas en medio de las dificultades. Recordar que un atributo de su carácter es ser inmutable puede ser la luz de esperanza en medio de la presente oscuridad.  “¡Dios es fiel!” recordó el escritor, y le bastó para abandonar la totalidad de su ser a la realidad de esta verdad, y poner en ella, toda su esperanza.

 

Hasta he llegado a pensar que ha muerto mi firme esperanza en el Señor. Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento; me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.  Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza: El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! 

Lamentaciones 3:18-23

Podemos, al igual que el escritor, descansar en el amor constante, fiel e inagotable de Dios. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? ¡Nunca! En los tiempos más difíciles resuenan en nuestro corazón las palabras del profeta: 

“Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad”. Jeremías 31:3

 

Te animamos a seguir explorando lo que la Biblia dice sobre la fidelidad de Dios. Con el  tiempo, lo que aprendemos de Dios se convierte en motivación, esperanza y confianza diaria.

 

Respuestas de la Biblia ante la preocupación

“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.”
Romanos 8:28

“Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin.”
Salmo 100:5

“Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia.
Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto.
No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal.”
Proverbios 3:5-7

“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7

“Cuando tengo miedo, confío en ti.”
Salmo 56:3

Confiar en Dios es tener plena seguridad de que Él está obrando a nuestro favor. Lo contrario a esto sería confiar en nosotros mismos y en nuestra propia interpretación de lo que nos sucede, lo que fácilmente nos conducirá a la preocupación.
La Biblia nos invita a comprometer nuestros más profundos afectos en nuestra relación con Dios. ¿Podemos confiar en el Señor a pesar de las diferentes situaciones que estemos atravesando? ¿Podemos confiar en Cristo sin importar lo que ocurra?

La principal razón por la que debemos confiar en Dios es que Él es digno de nuestra confianza. Sus planes son perfectos e inmutables. Y su cuidado por nosotros es constante.
Es inevitable que este mundo imprevisible, la fragilidad humana y lo pasajero de las cosas amenacen con causarnos preocupación. Pero la Biblia nos enseña que esperar con seguridad en Dios será la respuesta a nuestra ansiedad.

Si nos dedicamos a conocer a Dios a través de su Palabra, vamos a aprender que Él es digno de nuestra confianza y, así, ésta crecerá en Él diariamente.

 

Diez versículos bíblicos para leer antes de tomar una decisión

Cada día tomamos cientos de decisiones que afectan diferentes áreas de nuestra vida. Tomar decisiones es sumamente importante y estas dicen mucho acerca de quiénes somos, acerca de qué es lo que sostiene nuestras vidas y acerca de dónde está depositada nuestra confianza.

Si lo que deseamos es tomar decisiones correctas debemos permitir que la Palabra de Dios sea la fuente de sabiduría que nos provea la dirección cada vez que estemos frente a un dilema o ante la necesidad de tomar alguna determinación acerca de nuestras vidas.

Permitamos que sea la mismísima Palabra de Dios la que nos de las herramientas para tomar decisiones conforme a la voluntad de Dios.

 

Confía en el Señor de todo corazón,
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus sendas.
Proverbios 3:5-6

Señor, dame a conocer tus caminos;
¡Enséñame a seguir tus sendas!
Todo el día espero en ti;
¡enséñame a caminar en tu verdad,
pues tú eres mi Dios y salvador!
Salmo 25:4-5

Tus mandamientos me han dado inteligencia;
por eso odio toda senda de mentira.
Tu palabra es una lámpara a mis pies;
¡es la luz que ilumina mi camino!
Salmo 119:104-105

Pero los planes y pensamientos del Señor
permanecen por todas las generaciones.
Salmos 33:11

Yo anuncio desde un principio lo que está por venir; yo doy a conocer por anticipado lo que aún no ha sucedido. Yo digo: “Mi consejo permanecerá, y todo lo que quiero hacer lo haré.”
Isaías 46:10

Muéstrame tu misericordia por la mañana,
porque en ti he puesto mi confianza.
Muéstrame el camino que debo seguir,
porque en tus manos he puesto mi vida.
Salmos 143:8

¿Quieres tú servir al Señor?
Él te mostrará el mejor camino.
Te hará disfrutar de bienestar,
y tus descendientes heredarán la tierra.
El Señor es amigo de quienes le temen,
y confirma su pacto con ellos.
Salmos 25:12-14

¿Quién de ustedes es sabio y entendido? Demuéstrelo con su buena conducta, y por medio de actos realizados con la humildad propia de la sabiduría.
Santiago 3:13

El principio de la sabiduría es el temor al Señor;
Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Proverbios 1:7

Pero el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, los consolará y les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho.
Juan 14:26

Descubrí más sobre lo que la Biblia dice acerca de las decisiones en un plan de lectura de 5 días.

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Reflexión navideña: Amor (2/4)

Lectura:

Juan 15:9
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí;
permanezcan, pues, en el amor que les tengo.  

Reflexión:
La navidad es una evidencia de las palabras de Jesús: “yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí”. Pensar en que el Hijo de Dios, quien era en plena comunión amorosa ininterrumpida con su Padre, decidiera venir a nosotros y hacer suyos nuestros quebrantos, necesidades, dolencias y pecados, no puede ser explicado de otra manera que con la afirmación verdaderamente nos ama.
Ahora, ¿cuál es la medida de ese amor? ¿Es acaso un amor que se debilita, se agota, se limita? Jesús dice: “Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí”. Esa es la precisa medida de su amor. ¿Y cómo ama el Padre al Hijo? Lo ama inquebrantablemente, infinitamente, indefinidamente e incondicionalmente. Exactamente así nos ama Jesús. Es tan claro y, al mismo tiempo, tan incomprensible.
Nos encontramos, más de lo que quisiéramos admitir, dudando y cuestionando su amor cuando nuestras circunstancias parecieran indicar lo contrario. La navidad nos recuerda que las palabras de Jesús, en medio de todo y tal vez contrario a todo, son ciertas: Él nos ama en la misma medida que el Padre lo ama a Él. Ese amor no impidió que Él sufriera, ni evitó la cruz misma, pero si garantizó que su amor triunfaría por sobre todo y todos. ¿Qué nos llama Jesús a hacer? A permanecer en su amor. Ese amor debe constituirse en el cimiento mismo y la fuente motivadora de nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Cuanto más seamos conmovidos por el amor de Jesús (permanezcamos), más amaremos a Dios quien es fuente de ese amor, y más nos amaremos a nosotros mismos como a los demás.

Oración:
Padre, abre nuestros ojos por tu Palabra y por tu espíritu para comprender con cuán grande amor somos amados. También te pedimos que ese amor llegue a ser el más grande motivador de todo lo que hacemos. Que en esta navidad podamos dar de ese amor a quienes tengamos a nuestro alrededor. En Jesús. Amén.

Reflexiones navideñas: Vida (4/4)

Lectura:

Juan 6:35
Y Jesús les dijo: —Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.

 

Reflexión:
Los creyentes del Antiguo Testamento habían experimentado la provisión milagrosa de Dios al recibir el maná durante cuarenta años en el lugar donde las leyes naturales lo calificarían como algo imposible, en el desierto. Sus cuerpos fueron saciados y experimentaron la fidelidad y cuidado del Señor por los suyos, aunque finalmente cada uno de esa generación, con excepción de Josué y Caleb y los menores de veinte años, murió en el desierto. Dios mismo explica el propósito del desierto y el maná de la siguiente manera: “El Señor te afligió, y te hizo sentir hambre, pero te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo lo que sale de la boca del Señor” (Deuteronomio 8:3).

Ese maná o pan era sombra de Aquel pan que habría de venir. Cristo es “todo lo que sale de la boca del Señor”. Es decir, es la Palabra de Dios, la voz de Dios hablándonos a nosotros. La provisión del maná en el desierto apuntaba a algo mucho más profundo que la materialidad del alimento. Apuntaba a edificar la fe del pueblo en el cimiento inconmovible de la Palabra de Dios que debía ser el alimento que saciara el hambre del alma. “Dios… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…” (Heb. 1:1)  Cristo es la Palabra de Dios, es el pan de Dios que viene a saciar por completo y para siempre nuestra alma.

Oración:
Padre gracias por Cristo, tu Palabra para nosotros, el alimento para nuestra alma. Te agradecemos porque nos has dado tu Maná en la Navidad capaz de sostenernos en nuestros desiertos hasta que también entremos en la Tierra Prometida. Permítenos compartir con otros que Dios es proveer del cuerpo y del alma. En Cristo Jesús, amén.

Reflexiones navideñas: Paz (3/4)

Lectura:

Juan 16:33
Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.
Reflexión:
¡Queremos paz! No hay duda alguna. Pero en qué consiste esa paz y cómo la obtenemos es lo que distingue a la paz cristiana de cualquier otra. La paz de la que Jesús habla en este pasaje no consiste en la ausencia de problemas, sufrimientos o pruebas. Él se asegura de que esto quede más que claro: “en el mundo, ustedes habrán de sufrir”. Inclusive en el principio del capítulo 16 dice: “Los expulsarán de las sinagogas, y aun llegará el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta un servicio a Dios.” Cualquier idea de vida cristiana libre de problemas debe ser desechada de inmediato.Ahora, ¿en qué consiste entonces esa paz y cómo la obtenemos? Consiste en Cristo mismo dado a nosotros. Él es nuestra paz y él se ha hecho disponible para cada uno de nosotros. La Navidad es la evidencia histórica de esta afirmación. Experimentamos paz cuando estamos unidos a él en cualquiera sea la circunstancia que atravesemos. Él es suficiente y capaz de proveer la sabiduría, fuerzas, protección, valor, sentido y todo lo que sea necesario frente a lo que nos toque vivir. Encontramos paz en nuestra unión con Cristo, en no dejarnos sorprender por el sufrimiento que golpee a las puertas de nuestras vidas y en el saber que Cristo ya ha vencido. Si pudiéramos mirar nuestras vidas desde el fin de los tiempos en perspectiva hacia nuestro presente, veríamos que Cristo fue suficiente para que le glorifiquemos en cada necesidad, dificultad, desafío y prueba. Él con nosotros hoy es garantía absoluta de que así habrá de ser cada día y hasta el fin. ¡Paz!Oración:
Padre gracias por el Regalo de todos los regalos en esta Navidad, Cristo. Danos el poder conocerle más en esta estación especial de celebración. Gracias porque al tenerle a él, tenemos paz y todo lo que necesitamos para traerte honor en lo que nos toque vivir. Te pedimos que nos des valor y sabiduría para compartir esta esperanza con quienes no la tienen. En tu Hijo Jesús, amén.