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Esperanza para la familia

La población de Venezuela enfrenta una situación compleja: a los aumentos excesivos de precios y la escalada de desempleo e inseguridad, se suma el dolor del desarraigo y la distancia entre las familias, ya que miles de personas salen del país cada semana a causa de la crisis.

“El hambre y la desesperación afligen a mi pueblo” dice Javier Chacón, Secretario general de las Sociedades Bíblicas Unidas en Venezuela. “Estamos hundiéndonos en un mar de inseguridad, inestabilidad y oscuridad total”, lamentó.

¿Te ha acompañado la Palabra de Dios en tiempos de crisis? Ahora podés compartirla con las familias de Venezuela que más la necesitan.

Te invitamos a realizar una donación que permitirá regalar Biblias y materiales bíblicos a la población de Venezuela y así acercarles el consuelo, la esperanza y la paz que produce el encuentro con Dios y su Hijo Jesucristo.

Video de la conferencia “La Biblia y la misión”

El 18 de septiembre el escritor, teólogo y pastor Samuel Escobar brindó en la Casa de la Biblia Almagro la conferencia “La Biblia y la misión”. También participó de la actividad el teólogo René Padilla.

Rene y SamuelEsta actividad, que se desarrolló en el marco del Mes de la Biblia, forma parte de Teleios, la iniciativa de la Sociedad Bíblica Argentina que busca promover el encuentro de los cristianos con la Palabra de Dios.

Samuel Escobar es doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid y recibió un doctorado honorario en Teología por la Universidad MacMaster de Canadá. Fue presidente de la Fraternidad Teológica Latinoamericana de 1970 a 1984 y presidente de las Sociedades Bíblicas Unidas de 1986 a 2004.

Escobar fue uno de los firmantes de la Declaración de Chicago sobre la Responsabilidad Social Evangélica en 1973 y uno de los cuatro redactores del histórico Pacto de Lausana del Congreso de Evangelización de Lausana en 1984.

Es catedrático emérito de Misionología en el Seminario Teológico Palmer de Pennsylvania, EEUU, y profesor del Seminario Teológico de la UEBE en Madrid.

 

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Palabra que da vida

Transitamos una época en la que la información es sumamente importante y vital. Por momentos, no podemos recordar cómo era la vida antes de la llegada de los medios por los que la recibimos y compartimos. Si bien esto ha generado enormes beneficios en diversas áreas del desarrollo humano y las relaciones interpersonales, también ha producido una sobreestimulación y sobrecarga de mensajes irrelevantes, innecesarios, y hasta, a veces, falsos. Ante esta avalancha de información efímera y confusa pareciera que no hay otra alternativa más que balancearse entre el desconcierto y la resignación. Pero, a diferencia de todos estos contenidos con los que somos constantemente bombardeados, el mensaje que emana de la Biblia se ha sostenido consistentemente, por miles de años, ofreciendo vida en Cristo Jesús y otorgando propósito a la existencia humana.

La Biblia no es un texto común y corriente con simples historias o información como cualquier otro que pueda existir. En el antiguo Israel, los maestros y rabinos comparaban a la Palabra de Dios con el higo, un fruto sumamente apreciado y conocido por las personas de esa época y de ese lugar. Ellos solían decir que en todos los frutos hay algo que se desecha (la cáscara, el carozo, la semilla) pero que el higo estaba hecho todo para comer y que lo mismo pasaba con la Palabra de Dios: no hay nada que sea desechable en ella.

En este mes tan especial no celebramos un libro que meramente nos inspira o informa. Celebramos que Dios se ha revelado a la humanidad por medio de Cristo Jesús, a quien conocemos y con quién nos encontramos a través de las Sagradas Escrituras. Celebramos que es a través de la Biblia que escuchamos a Jesús decir que Él ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia (Juan 10:10). Celebramos que por la paciencia y consolación de las Escrituras, hoy tenemos esperanza (Romanos 15:4). Celebramos que su Palabra es escudo para los que en él esperan (Proverbios 30:5). Celebramos que su Palabra es lámpara y lumbrera en nuestro camino (Salmos 119:105). Y celebramos que, sin importar lo que pase, la palabra del Dios nuestro permanece para siempre (Isaías 40:8).

Celebremos juntos y compartamos su Palabra que, por medio del Espíritu, nos da vida.

 

Visitá el micrositio del mes de la Biblia

La Biblia Māori

La conferencista Brenda Crooks es una de las solo 5.000 personas en Nueva Zelanda que hablan te reo māori, y también puede comunicarse en lenguaje de señas, los dos idiomas oficiales en el país junto al inglés. Ahora, como coordinadora de la Biblia Māori Kaituitui en la Sociedad Bíblica de Nueva Zelanda, Brenda está combinando las dos pasiones de su vida, te reo y la Biblia.

“Es el idioma de nuestro país, es hermoso, es poético y es una ventana a su cultura. Hay cosas que pueden ser expresadas en māori que no pueden ser expresadas en ningún otro idioma,” dice Brenda, quien creció desde niña con un deseo de aprender acerca de la cultura māori.

“Yo crecí en la costa oeste de la isla del sur, la cual es bastante europea, así que creo que mi deseo de aprender sobre la cultura māori fue un deseo concedido por Dios.”

Después de completar su Licenciatura en Estudios de Māori al principio de sus treintas, Brenda se unió a la Sociedad Bíblica. Ella ha estado trabajando en la Biblia Māori desde entonces. Además, pasó 11 años modernizando arduamente el texto te paipera tapu (la Santa Biblia en māori) añadiéndole macrones, párrafos y puntuación.

Más recientemente, Brenda ha trabajado en Tāku Paipera, el primer libro de historias bíblicas en māori para niños y la primera aplicación bíblica dedicada en māori de la Sociedad Bíblica.

Sin embargo, es la nueva traducción de la Te Paipera Tapu, que inició hace dos años, la que es ahora su trabajo principal. Habiendo sido publicada por primera vez en 1868 con tres versiones adicionales en 1889, 1925 y 1952, la edición de 1952 es la versión que la mayoría de comunidades y hablantes de māori han usado por más de medio siglo.

“Para los lectores de māori, deseamos darles una traducción informal que les hable en su idioma natural y propio del corazón,” explica ella. “El propósito de traducir las Escrituras en primer lugar a las lenguas maternas es para hacerlas más accesibles y para abrir el tesoro de las Escrituras a todos los que lo buscan”, dijo ella.

A la fecha han sido completados los libros de Lucas, dos epístolas, Jonás, Génesis y Ruth a la lengua moderna te reo māori, pero puede tomar hasta 12 años terminar una traducción bíblica completa.

Para los māori, esto significa que la Biblia será más accesible para los jóvenes hablantes de māori como segundo idioma.  Será la traducción que sirva a la siguiente generación, y eso, para Brenda, es lo que hará que valga la pena.

Por Sarah Richards
Lea más sobre la historia de la Biblia Māori en el sitio de Internet de la Sociedad Bíblica de Nueva Zelandia.

“Necesitamos volver al fundamento sólido”, Salvador Dellutri en el Congreso de la Biblia.

Video de apertura

Palabras de apertura

En el marco de las Concierto de Apertura del Congreso Internacional de la Biblia celebrado en la Sala Sinfónica del CCK, el Pastor y ex Presidente de la Sociedad Bíblica Argentina compartió un mensaje con un fuerte énfasis en la necesidad de retornar a la Biblia.

Es auspicioso que a 500 años de la Reforma en el Centro Cultural del Bicentenario se lleve a cabo un Congreso Internacional sobre la Biblia. La Reforma fue un largo proceso que tuvo, además de Lutero, varios actores que no debemos olvidar. Pero la gran protagonista fue la Biblia, la Palabra de Dios. 

¿Cuál es la importancia que tiene hoy la Biblia para que nos ocupemos de ella? La Biblia es el libro fundacional de la cultura occidental. Nuestra concepción del mundo, del hombre y de la historia tienen su origen en las enseñanzas de la Biblia. Nuestros principios éticos, nuestra fe religiosa y nuestra esperanza trascendente emanan de este libro, y es imposible concebir la cultura occidental sin tener en cuenta su influencia.

Tenemos que recordar esto hoy, cuando estamos experimentando profundas mutaciones en las que los cambios tecnológicos y económicos afectan profundamente la vida social y familiar, modifican  nuestras costumbres, alteran nuestro estilo de vida, abren nuevos interrogantes éticos e intentan modificar hasta nuestras concepciones religiosas. Estamos sufriendo mutaciones tan profundas que han entrado en crisis todos nuestros valores.

Durante la modernidad todo fue puesto en tela de juicio y sujeto al veredicto inapelable de la razón, a la que se consideró única fuente de autoridad para establecer principios y valores. Comenzó allí un proceso de secularización y desacralización que desechó la autoridad de Dios y colocó al hombre como medida de todas las cosas.

En los siglos XIX y XX, se cuestionó duramente la validez de la fe, se entronizó el pensamiento autónomo y florecieron las ideologías como religiones laicas a cuyos dogmas hay que adherir sin reservas ni cuestionamientos y como resultado convirtieron al siglo pasado en el más sangriento de la historia. Las cincuenta guerras del siglo veinte, incluyendo las dos guerras mundiales, dejaron un saldo de más de ciento sesenta millones de muertos. A esto hay que sumar los genocidios de Hitler, Stalin y Mao que sumaron casi cien millones de muertos más.

Esto fue el detonante que dio por tierra con el optimismo humanista y desencadenó un proceso nihilista, donde los valores supremos perdieron su valor y nos quedamos huérfanos de metas y respuestas.

El hombre entró en agonía, se consideró un ser intrascendente, confrontado permanentemente con la muerte, cuya existencia, según la definición de Sartre era “una pasión inútil”.

La  actual crisis de valores es consecuencia de haber sucumbido al espíritu del humanismo que descalificó a la Biblia, la rechazó como fundamento ético y prefirió lanzarse a la aventura de fabricar una ética situacional que ignorara los Diez Mandamientos dados por Moisés y las enseñanzas de Jesús en el Sermón de la Montaña, sin haberlos analizado ni comprendido.

Porque el humanismo que siempre criticó, y con razón, los fanatismos y fundamentalismos cristianos del pasado, ha generado fanatismos y fundamentalismos que perduran hasta el presente y envenenan a la sociedad.

¿Dónde está la Biblia en nuestro país? Fuera de los templos, aparece como un elemento decorativo para que alguien, que no la ha leído ni está dispuesto a practicar la ética judeo cristiana, la use poniendo la mano encima para jurar en vano fidelidad a Dios y a la Patria.

La Biblia no es un libro para ser leído. Es un libro para ser vivido. En sus páginas encontramos la respuesta espiritual a los problemas existenciales del ser humano. A la luz de la Biblia nació la cultura más dinámica que conocieron los siglos y se gestaron  obras maravillosas que enriquecen a toda la humanidad.

Miguel Ángel, Juan Sebastián Bach, Federico Haendel, Dante Alighieri, Pedro Pablo Rubens, Alberto Durero, Rembrandt, Marc Chagal, Fiodor Dostoyevski, por mencionar solo a algunos, se inspiraron para su actividad creadora en las páginas de la Biblia.

Salvador DellutriEn este Congreso venimos a levantar la Biblia, las Sagradas Escrituras, en un país particularmente bendecido por Dios que tuvo un pasado de grandeza, pero hoy está abrumado por los altos niveles de pobreza, miseria y corrupción. Lo hacemos en el momento histórico en que la confusión ética, que viene presidiendo la escena mundial desde hace largo tiempo, está mostrando sus resultados.

 

Porque no podemos engañarnos: las crisis sociales, políticas y económicas que hemos vivido y vivimos son el resultado de una profunda confusión moral y espiritual. Son consecuencia de ese extravío los funcionarios corruptos, los políticos demagogos, el periodismo mercenario, la decadencia de la educación, la degradación de los medios de comunicación y hasta el empobrecimiento del lenguaje.

Esa profunda confusión nos hizo perder solidez y nos hemos convertido en una sociedad permeable en la que penetran con facilidad todo tipo de ideas disparatadas, practicas morales destructivas o manifestaciones enfermizas de fe. Una sociedad peligrosamente abierta a todas las propuestas,  que no ofrece la más mínima resistencia, porque la confusión ética destruyó su capacidad de análisis y su sentido crítico.

Levantar la Biblia es apuntar directamente al corazón de la crisis. El origen de todos los problemas humanos se encuentra en el corazón del hombre, porque es allí de donde salen las calamidades.  Nuestro Señor Jesucristo señalaba: Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

La Palabra de Dios habla al corazón de cada hombre y su mensaje le muestra el camino del cambio y la purificación, para que pueda ser una influencia benéfica dentro de la comunidad.

Pero también la Palabra de Dios constituye el cimiento sólido sobre el cual edificar una sociedad sana. Sin un fundamento consistente la sociedad está sujeta a los caprichos y las modas, y vive en un vértigo de cambios permanentes que no llevan a ninguna parte. Cuando  la Palabra de Dios ejerce su influencia en el corazón de los individuos y la sociedad, caen todas las idolatrías.

Nuestro país necesita un cambio moral. No cometamos el error de los pueblos decadentes cayendo en el relativismo. La teoría de la relatividad que Einstein circunscribió a la física no la traslademos al campo moral.  Los que desechan los absolutos se entregan atados de pies y manos al pensamiento débil. Reemplazan la Verdad con mayúscula con un sinfín de “verdades” antagónicas.

La Verdad no puede fragmentarse, no pueden coexistir verdades contradictorias, es absurdo pensar que cada uno puede tener su verdad y resignar la búsqueda de la verdad absoluta.  No podemos ni debemos negarnos a la confrontación esclarecedora, que es el motor del pensamiento. Pero no podemos ignorar el principio elemental que dice que “si una cosa es verdad, lo contrario no lo es”.

Abramos las páginas del Libro Sagrado, y escuchemos nuevamente las palabras de nuestro Señor cuando respondiendo a los corazones confundidos, se presenta como el Absoluto de Dios, y dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Esta aceptación de Jesucristo como la Verdad de Dios, como la Verdad absoluta, es el camino que nos lleva a la verdadera libertad. Él mismo dijo: Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

Nuestra sociedad tiene un concepto pobre y frívolo de la libertad. Ese don precioso, que nos diferencia de las demás criaturas de la naturaleza, se utiliza para la degradación y la bestialización del hombre.

Lo que debería ser aire respirable se transformó en una atmósfera enrarecida y contaminada que diluye los valores y ahoga las virtudes. Con todo desparpajo se exhibe al hombre esclavo de sus instintos y sometido a sus vicios como un ejemplo de libertad.

Necesitamos volver al fundamento sólido, a la libertad que eleva y dignifica al hombre, a la libertad que enriquece y es camino de realización.

Quiero terminar con una confesión de fe. No usaré mis palabras, sino las de un escritor argentino, Leopoldo Marechal, que al final de su escueta autobiografía dice: Yo confieso que solo estoy comprometido con el Evangelio de Jesucristo, cuya aplicación resolvería por otra parte, todos los problemas económicos y sociales, físico y metafísicos que hoy padecen los hombres.

Estoy seguro que muchos de los presentes comulgan con estas palabras y aspiran, como yo, que este Congreso de la Biblia sea para bien de nuestra Patria y para la Gloria de Dios.

Pastor Salvador Dellutri,
Ex Presidente Sociedad Bíblica Argentina

Se realizó el Congreso Internacional de la Biblia en el CCK

Del 15 al 18 de noviembre se desarrolló el primer Congreso Internacional de la Biblia en el CCK, Ciudad de Buenos Aires, organizado por la Sociedad Bíblica Argentina (SBA). El evento, que contó con talleres y plenarias a cargo de oradores locales e internacionales, tuvo el propósito de reafirmar la centralidad de las Escrituras en la vida y la misión de la iglesia, y destacar su vigencia para la sociedad y cultura.

“La iglesia encuentra su mensaje en un Libro que fue fijado hace muchos años, y no cambia ni una coma. Y el desafío es transmitir esas verdades fijas, que no cambian, a todas las naciones y culturas, y en todos los tiempos”, expresó Ruben Del Ré, director general de la SBA, en sus palabras de cierre. Además, agregó: “Es solamente cuando leemos, estudiamos, meditamos y predicamos este Libro, que podemos tener una visión clara de Jesucristo”.

Durante el jueves y viernes se brindaron treinta talleres en dos sedes (en el CCK y en el edificio de la SBA). Además, el jueves por la noche se llevó a cabo una plenaria de apertura en la Iglesia Metodista ubicada en Av. Corrientes y el sábado se realizaron cinco plenarias en la Sala Argentina del CCK.

Como apertura, el miércoles 15 se realizó un concierto con un repertorio de música clásica e himnos tradicionales evangélicos en la Sala Sinfónica del CCK. Participaron la Sinfónica Juvenil Nacional “José de San Martín” –a cargo de Mario Benzecry–, el Coro Polifónico Nacional –dirigido por Ariel Alonso–,el Coro Unido de la Reforma –bajo la dirección de María Constanza Bongarrá– y el concertista de órgano Sebastián Achenbach.

La velada contó con un discurso de Salvador Dellutri, quien enfatizó: “La Biblia es el libro fundacional de la cultura occidental. Nuestra concepción del mundo, del hombre y de la historia tienen su origen en las enseñanzas de la Biblia. Nuestros principios éticos, nuestra fe religiosa y nuestra esperanza trascendente emanan de este Libro, y es imposible concebir la cultura occidental sin tener en cuenta su influencia”.

El evento se realizó en el marco de la celebración de los 500 años de la Reforma Protestante. “En la actualidad la Reforma no nos urge a una vuelta al pasado sino al contrario, nos impulsa al futuro. Un futuro que se siembra de esperanzas, porque sabemos que el amor de Dios no nos abandona”, expresó Raúl Scialabba, presidente de la SBA, en las palabras de bienvenida.

El Congreso de la Biblia contó con el apoyo de la Mesa Consultiva de Federaciones y Asociaciones Evangélicas de la República Argentina que es integrada por ABA, ACIERA, FAIE y FECEP. En las distintas jornadas estuvieron presentes líderes, pastores e iglesias de todo el país, presidentes de Consejos de Pastores de varias provincia y representantes de diferentes ministerios que sirven a la iglesia. También participaron los directores generales de distintas Sociedades Bíblicas de América Latina y otras regiones.

 

La Sociedad Bíblica Argentina es una entidad misionera, que financia su labor mediante la venta de materiales bíblicos y la contribución generosa de iglesias, organizaciones e individuos.
Por la gracia de Dios, el CCK –donde se realizaron la mayor parte de las actividades– nos fue cedido de manera gratuita. Sin embargo, la organización de este evento ha requerido una importante inversión por parte de la SBA.
Muchas personas nos han preguntado cómo ayudar a la Sociedad Bíblica a afrontar estos gastos. Si desea colaborar, lo invitamos a 
ver más información aquí.

La influencia de la Biblia

Probablemente sepas que la Biblia es el libro más vendido del mundo. La mayoría de la gente también sabe que la Biblia contiene el Antiguo y el Nuevo Testamento. Pero, ¿sabías que es una colección de libros escrita por más de 40 autores a lo largo de dos mil años?

Incluye diferentes géneros literarios también, como narrativa histórica, salmos y cartas, biografías, documentos legales, parábolas y poesía. Fue escrita en la intersección de oriente y occidente.

La Biblia influye en culturas alrededor del mundo: en las leyes, el calendario, el idioma, la medicina, la política y hasta la publicidad. De hecho, dondequiera que miremos.

En las artes ha sido una fuente de inspiración para músicos, escultores y pintores. Hoy también se ha vuelto el centro de atención de superproducciones del cine y la televisión.

La Biblia dio forma a algunas lenguas mayoritarias como el inglés y el alemán, pero también plasmó por escrito las lenguas ágrafas de algunos de nuestros pueblos originarios, como el Qom. La Biblia es omnipresente en nuestro lenguaje a través de dichos populares surgidos de sus páginas.

La Biblia forjó las democracias modernas y la división de poderes. Napoleón Bonaparte escribió: “La Biblia no es un libro común y corriente sino una criatura viviente que tiene un poder único que conquista a todo el que se opone”. Y George Washington expresó: “Es imposible gobernar rectamente al mundo sin Dios y sin la Biblia”.

La Biblia ejerció una autoridad única sobre escritores creativos al presentarles un concepto del mundo y de la vida que afirmaba ser verdad. Miguel de Cervantes, considerado la máxima figura de la literatura española, creía como verdadero todo cuanto la Biblia dice. Gabriela Mistral, premio Nobel de literatura, afirmó: “La Biblia es para mí el Libro. No veo cómo alguien puede vivir sin ella”. La Biblia es ampliamente citada por Borges y Sabato en sus obras, y por los poetas del tango como Enrique Santos Discépolo, quien en su famoso Cambalache ve “llorar la Biblia junto al calefón”. 

¿Sabías que en los albores de nuestra patria, por la labor e influencia de Diego Thomson, los niños aprendían a leer y a escribir con textos de la Biblia? Así se promovieron valores como la caridad y el respeto por el prójimo. Sarmiento, padre del aula, dijo: “La lectura de la Biblia echó los cimientos de la educación popular que ha cambiado la faz de las naciones que la poseen”.

En la Biblia hemos aprendido el respeto por la vida, la condición humana, la equidad económica y racial de las personas.

La Biblia ha tenido y sigue teniendo una influencia positiva en la cultura y la sociedad.

Como Sociedad Bíblica Argentina, junto con todas las iglesias cristianas, creemos que la Biblia y su mensaje siguen vigentes. Por eso abogamos por el lugar de la Biblia en la vida pública.

Hoy en día, ¿cómo puede la Biblia transformar tu mundo?

Nuevo Testamento en audio en Toba Qom

A principios de agosto se concluyó la grabación del Nuevo Testamento en idioma Toba Qom en formato audio, proyecto que es desarrollado por Sociedad Bíblica Argentina con apoyo del ministerio Hosanna, de Estados Unidos, y la Sociedad Bíblica de Bolivia. La locución y dramatización estuvo a cargo de 38 participantes de la comunidad Qom entre los que hubo hombres y mujeres de distintas edades y un niño, quienes pusieron voz a los personajes y a la lectura de las cartas.

La tarea, que se realizó en Castelli, Chaco, en jornadas de 8 horas durante dos meses, estuvo coordinada por un misionero menonita y contó con la asistencia de dos especialistas de la Sociedad Bíblica de Bolivia. Al finalizar el trabajo los locutores obtuvieron un certificado de participación y realizaron una celebración con cantos y danzas por concluir esta etapa.

“Es muy bueno ver un proyecto nacer y desarrollarse. Estimamos que la gente de las comunidades lo va a apreciar mucho y este material va a tener un gran impacto. Los locutores estaban felices de haber sido partícipes”, relata Ernesto Lerch, director de Proyectos de la SBA.

El audio está siendo procesado en la oficina de Bolivia y luego se enviará a Estados Unidos donde se editará con el sonido ambiente y los efectos adecuados para cada relato.

“Esta iniciativa es una continuación del proyecto de traducción, ya que muchas personas son analfabetas o tienen problemas de vista y no pueden acceder a la Biblia escrita. Es una oportunidad única para que puedan escuchar la Palabra de Dios en su idioma”, explica Lerch. Se estima que el material podrá ser entregado a la comunidad dentro de cuatro o seis meses.

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Traducciones en el mundo

En la actualidad hay 6880 idiomas en el mundo hablados por más de 7,4 miles de millones de personas de los cuales 648 poseen Biblias, 1432 Nuevos Testamentos, 1145 Porciones y Selecciones. Otros 3655 no poseen Escrituras.

En 2016, las Sociedades Bíblicas Unidas asistieron en la finalización de traducciones en 61 idiomas que son hablados por más de 428 millones de personas. Más de 30 idiomas (hablados por más de 95 millones de personas) tuvieron por primera vez una traducción bíblica: 17 comunidades ahora tienen su primera Biblia, 6 idiomas tienen un Nuevo Testamento y 7 comunidades tienen su primera porción de la Palabra.

También se realizaron avances en las traducciones al braille y a la lengua de señas.

Se calcula que 285 millones de personas tienen discapacidades visuales en todo el mundo, de las cuales 40 millones son ciegas. Una Biblia en Braille por lo general consta de más de 40 volúmenes extensos, haciendo de la transcripción y producción una tarea significativa. Hasta la fecha sólo 44 idiomas tienen una Biblia completa en Braille. En 2016 nuevas porciones en Braille se pusieron a disposición en español, alemán y kirundi.

Las lenguas de señas son el primer idioma o la lengua del “corazón” para 70 millones de personas sordas en todo el mundo y hay más de 400 lenguas de señas diferentes. El Nuevo Testamento sólo está disponible en la lengua de señas americana y esta es la porción más grande de las Escrituras actualmente disponible en cualquier lengua de señas.

Las Sociedades Bíblicas en estrecha colaboración con otros ministerios internacionales, están tratando de satisfacer esta necesidad bíblica para lo que ahora se reconoce como un importante grupo de personas no alcanzadas. Las Sociedades Bíblicas son actualmente socios en 16 proyectos en curso y otros 9 están en las etapas de planificación. En total, estos proyectos tienen el potencial de llegar a más de 12,1 millones de personas sordas.

Los idiomas están desarrollándose constantemente, por lo que las Sociedades Bíblicas también se comprometen a revisar traducciones existentes y proporcionar nuevas traducciones, cuando se les solicite, para ayudar a que la mayor cantidad posible de personas interactúe con el mensaje de la Biblia hoy. En 2016 esto resultó en otras 28 nuevas traducciones y revisiones más 3 ediciones de estudio con el potencial de llegar a más de 333 millones de personas.

Sociedades Bíblicas Unidas se compromete a trabajar para el día en que todos puedan tener acceso a la Biblia completa en el idioma de su elección. Actualmente las Sociedades Bíblicas trabajan en más de 400 proyectos de traducción en todo el mundo.

La Biblia y la cultura de nuestros pueblos originarios

La primera edición de la Palabra de Dios en una lengua originaria de la Argentina, corresponde al evangelio de Lucas en yagán en el año 1881. Esto significó el inicio de las traducciones bíblicas para nuestros pueblos autóctonos.

Tiempo después, se publicarían el evangelio de Juan y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Esos fueron los únicos libros de texto en esa lengua, del sur argentino, hoy ya extinguida.

Según escribe el historiador Arnoldo Canclini en su libro «Así nació Ushuaia», la Sociedad Bíblica imprimió 1.000 ejemplares de cada uno de estos libros. Fueron distribuidos entre los indígenas, que lo leían en sus casas, en la escuela y en la iglesia. Es dramático pensar que, cuando se hizo la última edición, el número de indígenas era menor que el de libros, ya que en 1886 solo quedaban 397 yaganes en el archipiélago.

La creencia general de que algunos indígenas hablan usando sólo unos cuantos vocablos sin ton ni son, ni gramática, es totalmente falsa. Cada lengua indígena es un idioma bien desarrollado y tan complejo como cualquier otro idioma.

Llamar a estos idiomas despectivamente dialectos es rebajar la mentalidad y el lenguaje de nuestros hermanos indígenas, quienes tienen todas las capacidades y recursos de lenguaje necesarios para expresar sus ideas, emociones y anhelos.

Volviendo al ejemplo de la lengua yagán, Thomas Bridge, misionero anglicano, dejó una obra monumental: el diccionario del idioma yagán. Respecto a esta lengua, Darwin había dicho que «apenas merecía el nombre de lenguaje articulado y que se parecía al ruido que emite un europeo al hacer gárgaras», no obstante tan despectivo comentario, el diccionario elaborado por Bridge contenía 32.000 palabras. ¡Muchas más que las que Darwin conocía en su propio idioma!

Bridge, en cambio, consideraba esta lengua «suave, agradable y sonora». Se dice que la forma de vida de los yaganes, que los obligaba a guarecerse en sus chozas durante largas tormentas, y a pasar mucho tiempo conversando, era una de las razones para tal prodigio, ya que los relatos que vivían imaginando los yaganes aguzaban la significación de los términos; porque el idioma es mucho más que una serie de palabras agrupadas con gramática. Es una manera de ver al mundo, una cosmovisión propia.

Ernesto Cardenal, en un encuentro paralelo del III Congreso Internacional de la lengua española (realizado en la ciudad de Rosario, en noviembre 2004) dijo al respecto: «Cuando se pierde una lengua, es una visión del mundo lo que se pierde».

Es ya sabido que una de las áreas de discriminación más severas que sufre el indígena es la del idioma. Es muy raro el caso en que un indígena se le aprecie por lo bien que se exprese en su idioma materno; por lo general se los ridiculiza y discrimina.

(Por Marcelo Figueroa)