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Llegó un niño con autismo a la congregación, ¿Qué hago?

Comienza la reunión, quien dirige realiza una oración y comienza el tiempo de alabanza; toda la congregación disfruta el momento, pero la música se oye muy fuerte y de pronto en el fondo del salón se escucha que un niño comienza a gritar, a taparse los oídos, se tira al piso; su madre trata de calmarlo. Los hermanos de la iglesia se dan vuelta para mirarlo mientras otros comienzan a orar. Alguien se acerca y trata de ayudar; al mismo tiempo que se escuchan algunos comentarios es un “maleducado”, le faltan límites. Termina la canción de alabanza, los instrumentos dejan de sonar, el niño se calma y su madre vuelve al asiento abrazando a su hijo, no comprendiendo lo que pasó. Se escucha que alguien dice: “El Señor ha escuchado la oración, por fin el niño se calmó”.

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