Reflexión navideña: Amor (2/4)
Lectura:
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí;
permanezcan, pues, en el amor que les tengo.
Reflexión:
La navidad es una evidencia de las palabras de Jesús: “yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí”. Pensar en que el Hijo de Dios, quien era en plena comunión amorosa ininterrumpida con su Padre, decidiera venir a nosotros y hacer suyos nuestros quebrantos, necesidades, dolencias y pecados, no puede ser explicado de otra manera que con la afirmación verdaderamente nos ama.
Ahora, ¿cuál es la medida de ese amor? ¿Es acaso un amor que se debilita, se agota, se limita? Jesús dice: “Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí”. Esa es la precisa medida de su amor. ¿Y cómo ama el Padre al Hijo? Lo ama inquebrantablemente, infinitamente, indefinidamente e incondicionalmente. Exactamente así nos ama Jesús. Es tan claro y, al mismo tiempo, tan incomprensible.
Nos encontramos, más de lo que quisiéramos admitir, dudando y cuestionando su amor cuando nuestras circunstancias parecieran indicar lo contrario. La navidad nos recuerda que las palabras de Jesús, en medio de todo y tal vez contrario a todo, son ciertas: Él nos ama en la misma medida que el Padre lo ama a Él. Ese amor no impidió que Él sufriera, ni evitó la cruz misma, pero si garantizó que su amor triunfaría por sobre todo y todos. ¿Qué nos llama Jesús a hacer? A permanecer en su amor. Ese amor debe constituirse en el cimiento mismo y la fuente motivadora de nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Cuanto más seamos conmovidos por el amor de Jesús (permanezcamos), más amaremos a Dios quien es fuente de ese amor, y más nos amaremos a nosotros mismos como a los demás.
Oración:
Padre, abre nuestros ojos por tu Palabra y por tu espíritu para comprender con cuán grande amor somos amados. También te pedimos que ese amor llegue a ser el más grande motivador de todo lo que hacemos. Que en esta navidad podamos dar de ese amor a quienes tengamos a nuestro alrededor. En Jesús. Amén.