Testimonio

Diez vueltas – Testimonio

TESTIMONIO

La biblia relata en Josué 6 que el pueblo de Israel comandado por Josué tuvo que dar vueltas alrededor de Jericó durante 7 días y el último día dar  7 vueltas (Josué 6:15)  para que los muros de la ciudad, se derrumbaron y ellos pudieran tomar posesión de lo que DIOS YA LES HABÍA ENTREGADO DE ANTEMANO
Transcurría el año 2009 y después de un accidente automovilístico en el que viajamos junto a mi hijo Bruno de 1 año y medio, por el cual el vehículo en el que viajabamos llegaría a destrucción total por el seguro.  LUEGO DE TUMBAR CON EL MISMO Y DAR 10 VUELTAS APROXIMADAMENTE comenzaron a surgir ciertas inquietudes con respecto al habla de nuestro hijo menor.

El, viajaba en su sillita de bebé, el día del accidente. Producto de semejante  siniestro, todos aseguraban que al año y medio no emitía palabras solo por el susto sufrido en aquel espectacular suceso. Orábamos, estimuladas desde casa y comparábamos con su hermano 6 años mayor que al tener esa edad, ya había hablado con fluidez.

Visitamos al pediatra y él nos animó a esperar. Esperamos por un año. Justo a los 2 años y medio nos sugirió comenzar por estudios médicos de audición,  los cuales salieron perfectamente bien. Luego prosiguió examen Neurológico y algunos estudios más que resonaron en él ” perfectamente “ que nosotros  esperábamos. Ya transcurrido algunos meses el pediatra volvió a sugerir un nuevo profesional. Esta vez, un psiquiatra infantil, que por no haber ninguno en la localidad  donde vivimos, tuvimos que trasladarnos a 300 km de casa. Conseguimos una cita con muchas semanas de anticipación y llegó el gran día,  una calurosa siesta de verano. Entramos a la consulta y la doctora prefirió conocer a Bruno en privado entre juegos, garabatos y estrategias profesionales. La espera afuera se hizo eterna,  pero lo superamos.  De pronto se abrió la puerta y se escuchó la frase: ¡papás, pueden pasar!. Incertidumbre,  nervios, un sin fin de mezclas de emociones entre las dudas  y también respuestas que habíamos ido a buscar..

En un dibujo, en una hoja, la profesional simplemente nos dijo: Bruno tiene Autismo. Ella dibujó muchos círculos uno dentro del otro y dijo, así son las variantes de este espectro. No se puede definir un grado, pero estamos a tiempo de empezar a trabajar. Hizo unas indicaciones,  derivaciones y salimos rumbo a casa. Trescientos  kilómetros llorando y tratando de entender nuevas palabras  que hasta ahora NUNCA habíamos escuchado. AUTISMO, ESPECTRO, TERAPIA, ESTIMULACIÓN, ¡Dios  mío! ¿Qué era esto?

Llegamos a casa y con el transcurrir de los días  llegaron preguntas como ¿Y ahora qué? ¿Porque a nosotros? ¿Cómo lo vamos a hacer alejados de todo medio posible de atención terapéutica?

La noticia empezó a correr entre familiares y amigos y todos comenzamos a orar  en un mismo acuerdo.  Señor, ¡Queremos que Bruno hable!

Durante  6 meses viajamos 120 kilómetros  cada semana  para llevarlo a un centro donde recibía estimulación  temprana. 
Al año siguiente, ya con una maestra integradora trabajando en nuestra ciudad, con un centro de estimulación  solo a 60 kms de casa, viajando 2 veces por semana  para recibir atención de fonoaudiología, psicopedagogía, psicología y estimulación.
Y ahí estaba nuestro niño, a punto de  dar su primer paso de independencia,   ingresando a salita  de 4 años y emitiendo sus primeras palabras, muy difíciles de descifrar y de entender,  pero eran “una respuesta” y cada vez las celebrabamos con más gozo.

 

Algunas veces, todavía  hablo con Dios sobre el tema. 

Ese accidente por temporadas se me olvida, pero hay otras en las que vuelve a mi mente y me veo rodando en la ruta dentro de ese vehículo y mucho ruido a chapa resuena en mis oídos. Pero la voz de Dios es clara, es audible, es tan precisa como ese día de septiembre donde pude escucharme decirle: ¡Señor, no me quiero morir! ¡Yo todavía te quiero servir!

Desde ese día entendí que, así como a Josué: (Josué 6:2) Pero el Señor le dijo a Josué: «¡He entregado en tus manos a Jericó, y a su rey con sus guerreros. Dios ya había depositado algo en mis manos. “Un niño con Autismo”, y que solo debía dar unas vueltas para descubrirlo, y que sería grande, muy grande todo eso que vendría después.

Josué 6:27  El Señor estuvo con Josué, y este se hizo famoso por todo el país. Esta fama, no es la que imaginamos, que nos remonta al populismo, sino más bien al favor de Dios.  Cuando El decide “darnos unas vueltas” para desarrollar Su perfecto plan en nosotros, y nosotros nos dejamos voltear en Sus brazos, Él nos lleva a cosas mayores, que ni siquiera podríamos pedir o imaginar (Efesios 3.20)

Rosa Haicenag

Forma parte de la RED INTEGRADORA DE SBA y junto a otros profesionales, voluntarios, especializados en el trabajo con personas con discapacidad dona su tiempo y conocimiento para servir a la iglesia Cristo.

Sin límites – Testimonio

TESTIMONIO

Desde niña fui educada en el camino de Dios, entre Escuelas dominicales y servicio en la Iglesia, si bien era habitual escuchar sobre “Ir y predicar el evangelio” nunca lo había entendido seriamente hasta que Dios me envió a mí.

Jesús fue claro cuando le dio la gran comisión a sus discípulos, la orden fue directa: “vayan, hagan discípulos, bauticen, enseñen…” (San Mateo 28:10-20), y esa misma comisión sigue vigente, y más que nunca HOY. 

Pero la pregunta es si hemos entendido que la gran comisión Jesús nos la encomienda a vos y a mí. Hace algunos años atrás, desde mi profesión, el Señor me puso frente  un campo misionero que jamás estuvo en mi mente, en mi ignorancia creía que ese tipo de  llamado  era para aquellos que viajaban a África, por dar un ejemplo, pero Dios me impulsó a alcanzar una comunidad que me era  familiar: la comunidad sorda. 

Como docente de sordos mi función la limité a actividades del aula, procesos de enseñanza y aprendizajes, y todo lo relacionada a lo escolar,  hasta que Dios rompió esos límites, “extendió las estacas de mis tiendas”  y me llevó a ver a esa comunidad como una prioridad para que la luz de su Palabra se manifestará en sus vidas.

En uno de mis primeros viajes hacia un pueblo que queda  a 170km de mi domicilio, al llegar me encontré con que ese día era feriado por ser día del patrono del pueblo, por lo tanto no habría clases. Con una gran decepción, esperé el siguiente colectivo para regresar a mi casa, y mientras esperaba, la indignación por la desconsideración de quienes debían haberme comunicado ese “detalle” me invadió de tal manera que no podía dejar de llorar pensando que no valía la pena tanto esfuerzo de dejar a mis hijos pequeños por más de doce horas todos los días, entre otros miles de pensamientos que llenaban mi mente.

Fue entonces que le dije al Señor: “Padre, esto no tiene ningún sentido, algo más debe haber para mí en estos viajes, qué es, Señor?”. A partir de ese día, cada viaje era una nueva expectativa, el encuentro con los sordos, conocer sus necesidades, fue abriendo camino a la oportunidad de compartir el mensaje de Jesús.

Que una persona pueda conocer de Cristo es el desafío de cada día al despertar, pero pensar en que  la comunidad sorda sea alumbrada y encuentren en Cristo la satisfacción del alma, es un desafío aún mayor. 

Si hace diez años atrás me hubieran preguntado dónde me vería en los siguientes años, les puedo asegurar que jamás hubiera acertado la respuesta; porque cada día confirmo lo que su Palabra nos dice: “mis caminos no son  vuestros caminos, ni mis pensamientos vuestros pensamientos”. Dios realmente obra de formas asombrosas, lo que desea es que nuestro corazón sea moldeable, dócil y obediente a su voluntad; si hoy te estás preguntando a quiénes tenés que alcanzar con el mensaje de salvación, no dudes de la voz de Dios, no temas emprender “el viaje” que sea necesario, porque detrás de lo que hagas en lo cotidiano, el Señor siempre nos presenta una oportunidad, un desafío, una persona o comunidad no alcanzada. Por eso es importante prepararnos, asirnos de todas las herramientas posibles, hoy la tecnología ha sido una gran ayuda para extender el Reino de Dios, pero no descuidemos el valor de la compañía, el estar para el otro durante los procesos de cambios, son elementos irreemplazables.

Específicamente para trabajar en el campo de la comunidad sorda es fundamental el conocimiento y manejo de Lengua de Señas, es la lengua por la que reciben toda la información de lo que ocurre a su alrededor, es a través de su lengua que comprenden, aprenden, se identifican y se desarrollan. Tal como los oyentes lo hacemos, en nuestro caso, con la lengua española.

Dios me ha sorprendido  con su obrar en personas sordas que han conocido a Cristo, es maravilloso ver cómo sus vidas cobran otro sentido, ya que muchos de ellos han crecido aislados de sus familias y en soledad, debido a que la comunicación ha sido limitada o nula, conflictos emocionales y psicológicos, que a la vista de otros ya no tenían solución, Dios se encargó de manifestar su libertad y salvación. ¡Él es Dios de imposibles!

Ahora te invito a que hagas un repaso en tu  mente: tu profesión, lugar de trabajo, de estudio, tu familia, amigos, etc. Ahora pensá con qué herramientas contás, y cuáles necesitarías para alcanzarlas, Dios no espera que estemos listos  y completos, Él es el que llama, el que capacita y perfecciona a sus hijos, sólo necesita que haya corazones que digan: “Heme aquí, sin límites”. 

Vanina Giménez

Vanina Giménez es esposa y mamá de tres hijos.  Pastorea junto a su esposo en Ministerio C.E.M.P de la ciudad de Santo Tomé- Santa Fe

Es Directora de Escuela Bilingüe para niños  Sordos N°1305 “Nils Eber” 

Forma parte de la RED INTEGRADORA DE SBA y junto a otros profesionales, voluntarios, especializados en el trabajo con personas con discapacidad dona su tiempo y conocimiento para servir a la iglesia Cristo.

Planes de bien – Testimonio

TESTIMONIO

Dios es tan bueno, su gracia es infinita y para siempre. Todos tenemos un propósito en esta vida y somos privilegiados por eso. No nos podemos escapar de sus planes. 

Como dice su palabra, no nos va a dejar hasta que cumpla lo que diseñó para cada uno.

Me llamo Natalia. Conocí a Dios a temprana edad, amaba oír a las seños de la escuelita contar historias de la biblia, y me dije que de más grande yo también quería hacerlo. Y así fue, pero, un día todo cambió.

Laura, mi dulce Laura estaba en mi clase, ella es sorda. Teníamos una cercanía tan grande que nos comunicábamos muy bien, pero a la hora de transmitir la lección bíblica yo en el fondo sabía que no se la estaba transmitiendo a ella, simplemente porque no sabía cómo.

Con 15 años entendí que el día de mañana quería dedicar mis días a aprender sobre discapacidad. Llegó el momento de elegir una carrera y emprender vuelo, estaba más que segura de lo que estaba eligiendo para mi futuro: Profesora en Educación Especial. No me olvidaba de lo que un día sintió mi corazón al no poder comunicarme de manera correcta con mi Laura. Así fue como comencé mi camino, el cual se puso difícil muchas veces. Los años fueron pasando y crecí día a día en esta profesión que tanto amo. Pero, más allá de eso, en mí vida no estaba latente mi propósito, ese que un día Dios me puso en el corazón, no era mi motor para continuar este camino. 

Mi vida estaba siendo hermosa, un trabajo en el cual aprendía muchísimo y me edificaba día a día, planes hermosos para mi futuro, se podría decir que no me podía quejar. Pero… ¿cumplía mi propósito? Y no, hoy puedo entender que no. Nunca se trato de mí, sino de Él, siempre se trata de lo que Él tiene pensado para nuestras vidas. Y cuando no vamos en esa dirección, nada puede salir bien. Resulta que no todo era color de rosas, un día mi vida dio un giro de 180 °, pero no fue cualquier giro, fue de esos que nos dejan completamente rotos, esas heridas que solo Dios puede curar, en donde solo podemos encontrar restauración en sus brazos. Fue así como muy pacientemente, con amor y promesas Él me recordó para qué me pensó realmente, me hizo saber que no solo era una profesión y un trabajo en el cual debía cumplir. Si bien mi amor por lo que hacía era enorme, Él quería más de mí, tenía planes más altos, los cuales ni yo puedo imaginar aún. Pero, como “el que invita paga”, así se encargó de abrir puertas, de abrir mis ojos, mi corazón y mostrarme todo lo que hay por hacer. Y me siento maravillada al conocer un poco más sobre discapacidad. 

Comencé a entender que es una “comunidad” que no está siendo alcanzada por el mensaje de salvación. Afirmé que como sociedad aún nos queda un enorme camino por recorrer, aprender y accionar en cuanto a la inclusión. Y declaré que como iglesia, seremos puente para que familias lleguen a conocer sobre Jesús. Pero, también que la iglesia conozca sobre discapacidad. Es un gran desafío, si. Mucho por hacer, pero lo importante es comenzar, abrir esas puertas que permanecen cerradas, hablar de esos temas los cuales nadie habla. Simplemente por no saber, no tener información. 

Hoy te invito a que recuerdes lo que un día Dios puso en tú corazón, que desempolves promesas. Fuiste creado con un propósito, nos podremos olvidar, dejar pasar el tiempo, pero llega un día en el que nos golpean la puerta y no tenemos más opción que abrir. Porque es una invitación a cumplir una verdad en nuestras vidas. Mi verdad era que la iglesia y sociedad se amiguen con la inclusión y así lograr que familias y personas con discapacidad conozcan del amor de Jesús. No te olvides que Él no te va a dejar hasta que no haya hecho lo que te dijo. Cuando nos encaminamos en sus planes, miramos para atrás y entendemos porque un día tuvimos que ser rotos. 

¿Queres que te cuente todo lo que aprendí sobre discapacidad? Te aseguro que tu manera de ver al mundo cambia.

Pero para eso, te invito a que me leas en la próxima.

Natalia Cassano

Natalia Casano tiene 29 años, nació en la ciudad de General La Madrid, vivió allí con mis papás y hermanos. A los 19 años se mudó a la ciudad de Bahía Blanca, para su formación profesional. Es Profesora en Educación Especial con orientación en Discapacidad Intelectual y Discapacidad Neuromotora. Acompañante terapéutica. Actualmente está finalizando el Profesorado en Educación Primaria. Trabaja en dos escuelas.          Durante varios años sirvió en el ministerio de niñez. Actualmente es voluntaria en una ONG “Centro La Misión” y participa en el programa “Escuela para familias”. 

“Amo mucho mi profesión, y mi anhelo es poder servir a Dios cumpliendo mi propósito en el área de discapacidad.” 

Forma parte de la RED INTEGRADORA DE SBA y junto a otros profesionales, voluntarios, especializados en el trabajo con personas con discapacidad dona su tiempo y conocimiento para servir a la iglesia Cristo.