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“Por tanto”: una expresión importante

Autor: Dr. Richard Smith

Traducido por Micaela Ozores

 

En la Biblia, la expresión “por tanto” y otras frases similares tienen una función muy importante.

Su uso frecuente está relacionado con lo que los estudiosos de las Escrituras llaman la dinámica de la secuencia indicativo-imperativa. El indicativo expresa la afirmación de un hecho de la redención o de una verdad divina (teoría o concepto). El imperativo expresa el mandato o la condición (aplicación o respuesta implícita) que sucede en consecuencia. El indicativo representa un pensamiento teológico sobre el porqué o el qué, mientras que el imperativo nos muestra el “cómo” y el “cuándo” éticos y prácticos. La expresión “por tanto” (o “por lo tanto”) cumple la función de nexo lógico y gramatical entre el hecho (indicativo) y la acción (imperativo) que debería resultar en consecuencia de ese hecho.

Veamos cuatro ejemplos:

Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones (Mt. 28:18b-19).

Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer (Ro. 12:1).

Porque ustedes ya han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria. Por lo tanto, hagan morir en ustedes todo lo que sea terrenal: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Eso es idolatría (Col. 3:3-5).

Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces en quien no hay cambio ni sombra de variación. Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad […]. Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, reciban con mansedumbre la palabra implantada la cual puede salvar su vida […] (Stg. 1:17-22).

Tomemos el ejemplo de Romanos 12:1. En este contexto, la expresión “por tanto” implica que el mandato (“que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios”) es una consecuencia lógica y teológica de lo que Pablo dijo antes en Romanos 1-11. Lo que intenta decir es: “A la luz de lo que ya les dije, deben hacer lo siguiente”. El “que se presenten ustedes mismos” es la aplicación ética y la expectativa divina de la enseñanza que Pablo nos ha dejado hasta este punto en su carta. La “ofrenda viva” es el “verdadero culto” (o, como dicen otras versiones, nuestro “culto racional” o razonable) que debería surgir a partir de la reconciliación que Dios ha provisto por medio de Jesucristo. Pablo nos está diciendo: “Considerando las extraordinarias bendiciones que ahora tenemos en Cristo, ¿acaso les es posible imaginar alguna otra respuesta sino la dedicación total y exclusiva de su vida entera a Dios?”. Imaginar algo distinto no sólo sería ilógico, sino también, irreverente.

Ahora bien, ¿cómo aplica a mi vida aquí y ahora la dinámica indicativo-imperativa?

Por ejemplo, algunos amigos cristianos me han dicho que no les gusta leer la Biblia desde un acercamiento intelectual. Prefieren las enseñanzas y aplicaciones prácticas. Dicho de otro modo, les gusta pensar en el “cómo” y el “cuándo”, más que en el “qué” o el “por qué”. El problema es que, tal como hemos visto, la Biblia no comparte esta perspectiva. En la Biblia, no hay separación entre la teoría y la práctica, entre la teología y la aplicación, ni entre el pensamiento y la acción.

Permítanme darles dos ilustraciones genéricas breves sobre las limitaciones de un razonamiento concentrado en el “cómo” y el “cuándo”. Imagine que va a operarse y el cirujano le dice “Voy a sacarle el apéndice” pero sólo sabe de técnica quirúrgica y muy poco de anatomía. O imagine que sube a un avión y el piloto anuncia “Nuestro vuelo se dirige a Miami” pero sólo sabe cómo despegar y aterrizar, y nunca estudió aerodinámica. ¿Le confiaría su propia vida a esa persona?

¿Debería alguien confiar en nosotros si estamos desinformados y somos ignorantes, es decir, si no conocemos los “qué” y los “por qué” de la Biblia?

Piénselo seriamente. Considere el vínculo esencial que hay entre el indicativo (el hecho teológico) y el imperativo (la ética y la aplicación) de los siguientes dos pasajes (aunque la expresión específica “por tanto” no aparezca en ellos):

De los hijos de Isacar, doscientos jefes, cuyas palabras eran respetadas por todos sus parientes, pues sabían cuándo actuar y qué debía hacer Israel. (1 Cr. 12:32).

Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero. (1 Jn. 4:19).

En 1 Crónicas, los hombres de Isacar “sabían” (tenían sabiduría), de modo que discernían qué era lo que Dios quería que ellos hicieran. Ellos actuaron a la luz de lo que entendieron. No actuaron sin pensar ni pensaron sin actuar. Por otro lado, ¿cuántas veces actuamos, a veces apresuradamente, sin primero entender?

Del mismo modo, en 1 Juan, vemos que es imposible saber cómo amar de forma efectiva si no entendemos primero el amor que Cristo expresó por nosotros antes, en la cruz. Para poder imitar el amor de Cristo por los demás (práctica), primero necesitamos entender su amor por nosotros (teología). Sin embargo, ¿no respondemos a veces a las necesidades basándonos en la empatía sin primero conocer el contexto? ¿No será que nuestra “ayuda”, en realidad, hace daño? ¿Nos falta sabiduría?

En la Biblia, no hay separación entre la teoría y la práctica, ni entre la teología y la aplicación. Debemos conocer ambas. En la Biblia, los “qué” y los “por qué” están íntimamente relacionados con los “cómo” y “cuándo”. En esto consiste la sabiduría: en hacer la aplicación correcta de la Verdad divina.

Por tanto, debemos descubrir por qué y cómo el “por tanto” es relevante en cada texto bíblico que es aplicable a nosotros.

 

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Transformando sociedades y culturas a través de la narrativa bíblica – Dr. Darrow Miller


Darrow Miller realizó en Estados Unidos, Israel y Suiza, estudios en filosofía, teología, apologética cristiana, estudios bíblicos y misiones. Es cofundador de la Alianza para el Discipulado de las Naciones. Es reconocido como autor, maestro y un gran conferencista. Fue discipulado por Francis Sheaffer. Se ha desempeñado como pastor en práctica en la Northern Arizona University y en Sherman Street Felowship, en el centro de Denver, Colorado. También es autor de numerosos trabajos, artículos, estudios bíblicos y libros. Si usted apoya la producción de este tipo de contenidos, lo invitamos a donar en www.sba.org.ar/donar

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La Biblia y el compromiso ciudadano – Dr. Pablo Deiros


Pablo Deiros es pastor, profesor y escritor. Hizo sus estudios de seminario (Lic. en Teología) y universitarios (Prof. en Humanidades y en Historia). Recibió su Ph.D. del Southwestern Baptist Theological Seminary. Ha servido como profesor de Historia de la Misión en el Seminario Teológico Fuller. Es vice-rector del Seminario Internacional Teológico Bautista. Ha servido como pastor bautista por casi cincuenta años. Es autor de más de 60 libros, varias traducciones e innumerables artículos en diccionarios, enciclopedias y revistas cristianas.
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La Biblia y el intelecto: cómo amar a Dios con la mente – Dr. Richard Smith

Richard Smith obtuvo su doctorado (PhD) en el Westminster Theological Seminary. Anteriormente fue profesor en Praga, República Checa y cofundó el Instituto Komenský, dedicado a la defensa de la fe cristiana entre estudiantes universitarios. En el presente sirve como Consultor Senior de Global Scholars para Sudamérica. Escribe y publica sobre diversos temas teológicos, apologéticos y relacionados con la cosmovisión bíblica.

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El río Pilcomayo incontenible: cómo ayudar

Cristóbal Wallis, perteneciente la Iglesia Anglicana y coordinador del proyecto de alfabetización wichí que como Sociedad Bíblica Argentina desarrollamos junto a esta institución, relató la situación de las zonas afectadas por la inundación y la tarea que la iglesia está realizando en ese lugar.

El Pilcomayo incontenible“Desde el sábado 3 estuve visitando hermanos y hermanas wichí y chorote que fueron evacuados en escuelas y en el cuartel de Tartagal y Aguaray. La mayoría de la gente había sido trasladada los días jueves 1 y viernes 2. Muchos fueron separados de sus propios familiares ya que los colectivos fueron derivados a distintos puntos de recepción.

Por la tarde estuve en Santa María y en la zona aledaña. Al ir llegando a la zona afectada ya vimos sobre los costados de la ruta asfaltada los campamentos de los autoevacuados.

En la entrada a la comunidad de Curvita, estaban alojados en carpas de plástico las personas de esta comunidad que fue totalmente inundada y evacuada con lanchas.

Monte Carmelo, al norte de La Curvita, ha sido inundado cuando las defensas en el límite con Bolivia se derrumbaron. Es difícil imaginar el inmenso volumen de agua que se ha rebalsado del río y corre por el monte, por viejos cauces, llenando todo espacio bajo y siguiendo por kilómetros y kilómetros.

Entre los refugiados en Tartagal y Aguaray siguen las preocupaciones por localizar sus familiares e, inevitablemente, el deseo de volver cuanto antes a sus respectivos lugares. Nuestra impresión es que las necesidades mayores se encuentran en los lugares de recepción de los evacuados en esta zona (Tartagal y Aguaray) . Aquí la gente está fuera de su propio hábitat, en espacios reducidos y sin la posibilidad de salir y pasear en el monte. Están en territorio ajeno y quieren volver cuanto antes a sus propios lugares. Mucha de la ayuda depende de fuentes limitadas locales, así que el apoyo de nuestra parte debe dirigirse en este momento a esta zona.

En medio de toda esta dramática situación, hemos escuchado de los wichí palabras que muestran una búsqueda de comprender la voluntad de Dios en lo que les está pasando. Y varias personas, en vez de pedir cosas, me dijeron: “Is chik wichi tichun n’okwehen” – “qué la gente piense en nosotros”, que es su manera de decir, que oren por nosotros.

El Pilcomayo incontenible

Principales necesidades

Artículos de limpieza: bolsas de residuos, lavandina y detergentes.

Artículos de higiene:  papel higiénico, jabón en polvo, jabón de tocador, shampoo, pañales y pañalines, mamaderas.

Alimentos: verduras y carne (necesitan ser comprados localmente). Agua mineral y té en saquitos.

Agujas para tejer crochet. Ojotas. Bombillas para mate.

No se necesita ropa.

 

¿Cómo enviar donaciones?

Provisiones y otros elementos necesarios:

Templo de la Iglesia Asamblea de Dios. Calle Coronel Vid 571. 4560 Tartagal, Salta.

 

Donaciones en efectivo:

La Iglesia Anglicana ha abierto una cuenta a nombre de Claudia Lungu, quien está coordinando la tarea de ayuda.

Banco Nación. Titular de la Cuenta: LUNGU CLAUDIA ELIZABETH. CUIT/CUIL: 27204542894. Caja de Ahorro N°: 34705148083250. CBU: 0110514830051480832501.

 

Cualquier donación, material o en efectivo, debe ser comunicada a Claudia Lungu al correo

luncel@yahoo.com.ar o por WhatsApp +54 9 3873 65027.

 

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El desafío de traducir la Biblia al Toba del Oeste

Uno de los proyectos vigentes de la Sociedad Bíblica Argentina (SBA) es la traducción del Antiguo Testamento a la lengua toba del oeste, idioma del pueblo originario que lleva el mismo nombre. Samuel Almada, consultor de traducciones de las Sociedades Bíblicas Unidas –que se dedica a la capacitación, acompañamiento al equipo de traductores y la retrotraducción– relata algunos desafíos que conlleva la traducción de la Biblia a una lengua y cultura diferente.

“La traducción se realiza del español al toba del oeste pero no se traduce de una versión en particular sino que se comparan al menos tres o cuatro versiones. Esto ayuda a encontrar las formas más apropiadas para la comunidad. Solo se elige una versión de referencia para la honomástica, es decir, los nombres propios y de personas”, explica Almada.

La traducción comienza con un trabajo individual, que luego se revisa con el equipo y con el consultor. Luego, se hacen impresiones en borrador para chequearlo con la comunidad, en talleres grupales de lectura y con lectores particulares de las comunidades. “Ellos dan su opinión y brindan sugerencias sobre el trabajo de la traducción. Después el equipo de traducción evalúa la devolución y decide si realiza modificaciones”, detalla el consultor.

Almada comenta: “Lo más importante es que el texto sea claro en la lengua de destino, que sea algo natural para la cultura. Hay mucho para pensar, discutir y dialogar sobre las cuestiones culturales que surgen en el proceso de traducción. Para resolver puntos difíciles consultamos cómo lo pusieron en griego, en latín, como se resolvió en otros idiomas. Este proceso implica tener en cuenta cuestiones culturales, de cosmovisión, de lingüística y de conocimiento bíblico”.

Recientemente el equipo de traducción finalizó el primer libro de Samuel que se imprimirá para ser entregado a los grupos de lectura.

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La Biblia, palabra escrita, basamento de la fe, la sociedad y la cultura. Pr. Salvador Dellutri

Salvador Dellutri. Pastor de la Iglesia de la Esperanza en San Miguel, Buenos Aires. Evangelista y conferencista de reconocida trayectoria en toda América Latina. Periodista de destacada labor en radio y televisión. Investigador incansable. Novelista y autor de libros de estudio.

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Dios en la ciencia del siglo XXI (Entrega 5)

El caso Flew 

“La ciencia en cuanto tal no puede proporcionar un argumento que demuestre la existencia de Dios. Pero las leyes de la naturaleza, la vida con su organización teleológica y la existencia del universo sólo pueden resultar explicables a la luz de una Inteligencia que da razón de su propia existencia y de la del mundo”. Antony Flew, del libro: Dios existe

 

En uno de sus más destacados ensayos filosóficos titulado Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno, entonces rector de la Universidad de Salamanca, escribió: “El odio antiteológico, la rabia cientificista (no digo científica)…es evidente. Tomad, no a los más serenos investigadores científicos, los que saben dudar, sino a los fanáticos del racionalismo, y ved con qué grosera brutalidad hablan de la fe”.

Resulta curioso que esta frase fuera escrita en 1912, aunque ciertamente podría haberse escrito la semana pasada. Todo cristiano puede constatar al recorrer las librerías seculares más importantes de nuestra ciudad y del mundo occidental, que cualquier tema filosófico o científico se presenta al lector contemporáneo casi exclusivamente desde un sólo punto de vista, aquel que ignora o niega a Dios. La filosofía de la ciencia, una rama fundamental que estudia las bases del pensamiento científico, puede dar pruebas de esta animosidad contra todo lo que signifique la existencia de Dios en especial para la investigación en ciencias naturales.

Al iniciar la Reforma Protestante había equilibrio y un diálogo implícito entre tres disciplinas: ciencia, filosofía y teología. Pero llegado el siglo XX ese equilibrio se rompió y una gran parte de las mentes científicas no sólo decidió desmantelar todo vestigio de la presencia divina en la naturaleza sino que objeta que la filosofía sea una disciplina necesaria para hacer ciencia. Leemos en el libro del profesor Stephen Hawking titulado El gran diseño cuando se refiere al origen del universo y la naturaleza de la realidad: “Tradicionalmente, éstas han sido cuestiones filosóficas, pero la filosofía está muerta. La filosofía no se ha mantenido al día con los avances modernos de la ciencia, particularmente de la física. Los científicos se han convertido en portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda del conocimiento”.

Dice el profesor Idelfonso Murillo Murillo, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Salamanca: “El avance de la razón científica parece hacer innecesario el recurso a Dios. Y es que las ciencias por sí mismas no conducen a Él. Sus métodos y contenidos nos encierran en un mundo de fenómenos relativos sin referencia a un fundamento absoluto…lamentablemente muchos científicos y filósofos no son conscientes de sus límites y muchos otros no se atreven a creer que podamos conocer la verdad…”

Puede llegar a sorprendernos descubrir que la ciencia no es una disciplina autorizada para afirmar o negar la existencia de Dios. Claro que es necesario que esté comprometida con el materialismo metodológico ya que todo científico utilizará instrumentos que sólo servirán para investigar el mundo natural constituido por masa-energía; pero el materialismo ontológico, el pensamiento que asume a la materia como origen de todas las cosas incluidas la razón y la mente, es una posición filosófica.

Esta posición se contrapone al pensamiento cristiano bíblico que asume primero la existencia de una mente divina pensando e iniciando la creación; por esto creemos que la ciencia sólo puede indicar si el resultado de sus investigaciones inclina la balanza hacia una u otra posición.

Hoy las ciencias naturales están descubriendo las estructuras complejas del universo y la vida hasta sus mínimos detalles, y muchos resultados dan indicios a los científicos de una razón (o inteligencia) fundante; por esto no corresponde abandonar o prohibir la idea de Dios como la mente creadora. Además las leyes que rigen el funcionamiento de la naturaleza plantean problemas que no se pueden resolver dentro de las mismas ciencias, hace falta la participación de la filosofía y también de la teología como una posición válida para responder a ciertas inquietudes. Por anular a la filosofía y a la teología sabemos cada día mejor cómo es el mundo, cómo es el hombre, pero ignoramos por qué son así.

Hemos mencionado en entregas anteriores, que el cristianismo híbrido del siglo XX quizá deslumbrado por las conclusiones de la razón científica en la esfera de las ciencias humanas, se ha quedado sin argumentos. Podemos mencionar al menos dos motivos fundamentales: perdió sus convicciones en las verdades y hechos bíblicos por un lado, y despreció la dialéctica filosófica que requiere un saber profundo sobre los problemas del conocimiento, del lenguaje y de la realidad, dejando vacía la silla que debería ocupar el teólogo cristiano.

¿Pero no hubo en la historia del siglo XX algún cristiano que no temiera dar la batalla de las ideas ante un mundo cada vez más secularizado? Sí, posiblemente varios, pero queremos recordar a uno en especial. Cuenta en su introducción Antony Flew: “Es verdaderamente paradójico que mi primer argumento público a favor del ateísmo fuera presentado originalmente en un foro presidido por el más grande apologista cristiano del siglo XX…Y otra paradoja es el hecho de que mi padre fuera uno de los escritores y predicadores metodistas más destacados de Inglaterra”. Relatando su adolescencia y primera juventud, expresó: “Hacia 1946, cuando tenía casi 23 años, se había extendido (y llegado a mis padres) el rumor de que yo era ateo y ‘mortalista’ (escéptico respecto de la vida después de la muerte), y que había pocas probabilidades de que retrocediera”…El Socratic Club era un activo foro de debates entre ateos y cristianos, su temible presidente fue entre 1942 y 1954 el famoso escritor cristiano C S Lewis…Muchos de los ateos más prominentes de Oxford cruzaron sus espadas con Lewis y otros cristianos”.

A mediados del siglo pasado, el autor se comprometió con la disciplina filosófica académica y sistematizó (entre muchos otros temas) la argumentación sobre temas religiosos. Sus tres famosas obras: Teología y falsificación, Dios y la filosofía y La presunción del ateísmo siguen siendo libros de consulta y estudio de muchos filósofos y pensadores interesados. Su inspiración a seguir los argumentos donde la evidencia le condujera (un principio socrático), fue la máxima que lo inspiró desde su relación con Lewis.

Junto con Flew, muchos pensadores del siglo XX abrazaron las ideas darwinistas de la biología ya que éstas proporcionaban una garantía del progreso tanto natural como social. Julian Huxley escribió Ensayos de un biólogo sugiriendo esta idea y los pensadores marxistas se apoyaron en la idea de la existencia de leyes universales que regirían la evolución de la sociedad llevando a la lucha de clases y ésta, al inevitable progreso humano. La relación entre ciencia y filosofía ha sido habitual en la historia; al presente casi todas las ciencias naturales y la mayoría de las ciencias sociales asumen al materialismo como postura casi excluyente al momento de pensar el origen del mundo, del hombre y de la sociedad.

Pero el principio filosófico que guió a Antony Flew de “seguir las evidencias a dónde quiera que ellas conduzcan”, le obligaron a ser coherente cuando una evidencia (en especial aquella respaldada por un descubrimiento científico) le conducía hacia otra dirección, entonces este filósofo estuvo abierto a transitar nuevas posturas.

Como sucede en el ámbito científico cuando un nuevo descubrimiento desplaza un concepto que se asumía verdadero, Flew escribió que la filosofía también puede progresar aunque sus objetos sean la argumentación y la premisa o conclusión de una verdad. Pero lo que no previó fue que su último cambio de posición desde el ateísmo hacia el teísmo filosófico, fue un giro que se dio de bruces contra la corriente de pensamiento del siglo XX y XXI, y este choque trajo fuertes consecuencias dialécticas.

El famoso epistemólogo austríaco Karl Popper expresó en una frase que deberían tener en cuenta los científicos: “Lo que caracteriza al hombre de ciencia no es la posesión del conocimiento o de verdades irrefutables sino la búsqueda desinteresada en incesante de la verdad”. Aunque mucho de lo que sabemos acerca del universo y la vida nos obliga a considerar que el puro azar y las leyes naturales no alcanzan para explicar la organización y complejidad que nos rodea, los divulgadores científicos hacen caso omiso a la frase de Popper. Cual fanáticos religiosos se han atrincherado en el materialismo más acérrimo cuando las evidencias sugieren cuanto menos que la materia orgánica, la vida, la reproducción, todas las constantes físicas que mantienen el equilibrio de nuestro universo conocido, el material genético y muchos otros complejos sistemas químicos y biológicos no pudieron llegar a existir sin información previa proporcionada por un agente inteligente.

La información es a juicio de muchos filósofos de la ciencia una magnitud fundamental, es decir, un conjunto de datos ya ordenados que constituyen un mensaje que otorga sentido y significado a la realidad. Un mensaje puede ser sencillo, de hecho muchas especies transmiten información por medios relativamente simples que le permiten la supervivencia. Pero el hombre es la única especie que posee la capacidad para armar códigos y símbolos con significados complejos, y es ese pensamiento conceptual el que da origen al lenguaje humano. Resulta sorprendente reconocer que un lenguaje tan complejo como el humano precede al origen de la célula y continúa rigiendo la organización de la vida en nuestro planeta; esa información robusta y estable a través de las eras geológicas se encuentra en el código genético.

Los neurolingüistas indican que existe un fuerte vínculo entre la información, los datos, el conocimiento, el pensamiento y el lenguaje. Por ello es necesario acudir a los filósofos para considerar si es posible que las moléculas, siguiendo un derrotero azaroso y sometidas sólo leyes naturales (gravedad, electromagnetismo, nuclear fuerte y débil) pudieron: recabar datos, ordenarlos, adquirir conocimiento, formular pensamiento y luego transmitirlo en lenguaje de ADN y ARN.

Entrado el siglo XXI los científicos deben volver a buscar el diálogo con los filósofos, sean estos teístas o no; ignorar las inquietudes que aparecen con el cúmulo de conocimiento en especial sobre el lenguaje de la vida, lleva a varios divulgadores científicos a emular la intransigencia que endilgan a los religiosos del siglo XVI.

Los cristianos no debemos temer presentar nuestra posición ante una comunidad ciega y rebelde a la obra de Dios en el mundo y en las vidas de las personas. Estamos llamados a estar siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros. El caso Flew es un buen ejemplo de cómo Dios utiliza a hombres probos como el grupo de filósofos que debatieron pacientemente con nuestro protagonista dando razón de la existencia y acción divina.

Alejandra Montamat

Nota de la autora:

Recomendamos la lectura de las obras de destacados filósofos y científicos como Richard Swinburne, John Polkinghorne, William Lane Craig, Robin Collins, Michel Heller, Alvin Plantinga, William Alston, Hugh Ross, Brian Leftow, John Leslie, John Lennox y Thomas Woodward.

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Dios en la ciencia del siglo XXI (Entrega 4)

El lenguaje de la vida

“El ADN es como un programa informático, pero mucho, mucho más avanzado que cualquier software que hayamos podido crear hasta ahora” Bill Gates

 

En nuestra entrega anterior hemos discutido las teorías científicas acerca del origen de la vida y en particular de la aparición de la primera célula como el puntapié de la gran diversidad de seres vivos que hoy podemos reconocer en nuestro planeta. Siguiendo el pensamiento de Darwin acerca de la evolución biológica, en un nivel básico, los científicos tienden a considerar que la iniciación de la vida tiene relación con la capacidad de esta célula primitiva de auto organizarse y de relacionarse con su medio ambiente para obtener los medios de energía que le permitirán estructurar sus constituyentes moleculares y posteriormente replicarse a sí misma.

¿Ordenado o complejo?

El primer desafío que impone esta especulación científica es diferenciar entre sistemas ordenados y sistemas complejos. La naturaleza tiene muchos ejemplos de orden como ser los cristales de roca o los copos de nieve, pero los componentes que forman la unidad de organización de estos ejemplos no son para nada complejos. Constan de cadenas repetitivas de patrones que se disponen en orden siguiendo leyes naturales como ser las fuerzas de atracción entre sus moléculas. Un programador podría, por medio de un algoritmo simple, describir esta organización; por ejemplo si el patrón fuera la frase viva la vida repetida diez mil veces, el programa dirá:”para n=1 a 10000 escribir VIVA LA VIDA; después parar”. Esta cadena contiene poca información, sólo tres palabras, es muy larga y ordenada pero poco compleja.

Ahora pensemos en el Martín Fierro de José Hernández; sus estrofas no se sujetan a algoritmos sencillos, además poseen información específica porque sus frases tienen un significado particular que los argentinos podemos entender por hablar el idioma castellano y conocer nuestra historia. De manera que la secuencia de frases del poema narrativo Martín Fierro es compleja y específica; es información que surge de una inteligencia que la transmite en palabras, es lenguaje humano que expresa un mensaje particular: la vida del gaucho en las pampas.

ADN información pura y dura

En la entrega anterior hemos dicho que la materia viva es tan compleja que se ajusta mejor a la idea de un diseño que al azar; ahora agregamos que también es muy rica en información. Igual que los planos de un edificio, el ADN localizado en el núcleo de la célula contiene todas las instrucciones necesarias para construir el organismo completo. Nuestro ADN es una base de datos que puede equipararse en tamaño a la Enciclopedia Británica y cada una de las células del cuerpo humano posee una copia completa.

Esta secuencia de información absolutamente compactada que cabe dentro del núcleo resulta de una larguísima cadena que combina cuatro moléculas base llamadas nucleótidos que se identifican con las letras A, C,G y T.

Un gen es una porción de la larga cadena de letras de ADN que instruye (codifica) la formación de una determinada proteína. Los componentes de las proteínas son los aminoácidos y cada uno de los 22 aminoácidos esenciales para la vida es codificado por una combinación específica de 3 letras del ADN. A su vez, cada proteína está constituida por cientos de aminoácidos encadenados en una posición particular que siguen la instrucción y el orden establecido en la cadena de ADN. Un genoma es el conjunto de genes de un individuo. Los genomas son enormes; por ejemplo el ADN de la bacteria llamada Escherichia coli tiene cuatro millones de letras y el genoma humano posee más de 3000 millones de letras. Cada genoma posee todas las secuencias de nucleótidos (A;C;G yT) en un orden único y particular en cada especie y esto es así porque ese orden expresa un mensaje complejo y específico que determina las instrucciones para fabricar cada elemento celular. Si falta una letra o se duplica otra, el corrimiento de la lectura que hace la maquinaria de replicación puede detener la producción de la proteína o alterar su estructura y función.

Damos un ejemplo, compare las dos siguientes frases:

mi perro se llama Arquímedes y es muy veloz

mi prros el lamaA rquímedesy e sm uyv eloz-

A mayor tamaño de la frase, mayor será el error de arrastre. De manera que pequeños errores en el orden y disposición de las letras de la cadena de ADN malograría el mensaje con tremendas consecuencias en la replicación de los seres vivos. Por ello el orden celular es muy estático y sus moléculas se encuentran en configuraciones fijas, tanto en el ADN como en las máquinas celulares.

 

Información y planificación

Ahora bien, una cosa es tener la receta para producir ladrillos y otra muy distinta es construir un edificio o una fábrica. La organización del edificio también requiere de información, hace falta la inteligencia del arquitecto y la capacidad del constructor. Aquí nuevamente tenemos una dificultad que superar en el pensamiento científico: considerar que el azar ciego puede generar la aparición de un aminoácido en el medioambiente es razonable dadas ciertas condiciones; pero atribuirle al azar la capacidad de secuenciar la proteína y organizar los componentes celulares con ayuda de energía circulante es, como expresó Paul Davis “hacer explotar dinamita bajo una montaña de ladrillos y esperar que formen una casa”.

Algunos científicos apoyan sus especulaciones sobre el azar en los fenómenos de organización dinámicos que se observan naturalmente como la formación de un tornado cuyo orden obedece a leyes de la naturaleza; pero el complejo sistema celular muestra una disposición sumamente improbable que no puede explicarse por estas leyes. Por el contrario, al igual que los objetos de diseño inventados y construidos con un fin particular, por ejemplo un reloj, un automóvil, una computadora o un avión; las células poseen maquinaria sofisticada que cumple un propósito específico y además llevan impresas las instrucciones para su estructura y función. Del mismo modo que una computadora no puede funcionar sin un software, tampoco la célula puede operar sin la información codificada contenida en su ADN. 

El código genético

Entonces, si el ADN expresa información específica, es un tipo de lenguaje. En biología la cuestión central es entender que el código genético es el lenguaje de la vida. La ciencia es experta en describir los “cómo están constituidos o cómo funcionan” sus objetos de estudio pero falla cuando intenta responder a los “por qué o cómo se originan”.

¿De dónde proviene el código genético? ¿Puede un programa informático o un lenguaje autogenerarse? ¿Es posible que la célula haya emergido de los elementos inorgánicos y que seguidamente haya constituido su propia planificación? ¿Cuánta potestad le atribuimos al azar y a las leyes de la naturaleza en el origen de la complejidad específica? En el año 46aC. el filósofo Cicerón ya percibía lo poco racional de atribuir la aparición de un lenguaje al azar, dijo: “Si algún número de copias de las 21 letras del alfabeto, hechas de oro o de lo que sea, se colocan en un recipiente, se agitan y se arrojan al suelo, ¿será posible que produzcan los Anales de Enio?¡Dudo que el azar consiguiera producir siquiera un verso! (De Natura Deorum, traducción H Rackham, Harvard University Press, Cambridge Mass, 1933).

Varios biólogos entienden que la maquinaria de traducción común a todas las formas de vida es tan compleja, universal y esencial que es muy difícil poder llegar a saber cómo llegó a existir o cómo la vida habría llegado a existir sin ella. Hemos expresado en entregas anteriores que los temas relacionados con los orígenes del universo y la vida están siendo tratados desde dos puntos de vista contrapuestos: el naturalismo y el teísmo. Los naturalistas plantean que la materia (o la masa-energía) precede a la información; los segundos entre los que nos contamos los creyentes bíblicos, que la mente que origina la información precede a la materia. Así el concepto de la información como magnitud fundamental tiene profundas implicancias en la interpretación del universo, pues si se verifica que la materia y la energía son incapaces por sí mismas de generar vida, sin un aporte adicional de información, entonces el materialismo pierde todo sustento.

 

En el principio era el Verbo 

La Biblia no es un libro de ciencia pero sí es la base de nuestra cosmovisión. Muchas de las preguntas que se hace la filosofía de la ciencia, encuentran en ella una respuesta clara y asombrosamente sencilla. La Biblia no se detiene en los “cómo” pero sí detalla los “por qué y los para qué” de nuestra existencia.

No debemos negar el lenguaje metafórico que hallamos en los pasajes relacionados con la Creación, pero el uso de metáforas no niega la realidad: Dios pronunció la existencia y luego apareció la materia y la energía que constituyen nuestro universo y la vida.

Juan utiliza en su evangelio el término que usaban los filósofos de su época para referirse al principio racional del universo: el logos, que en nuestras versiones se traduce Verbo. Esta palabra conlleva la idea de mandato, de significado, de comunicación, de información y poder para realizar, en resúmen de capacidad creadora. La Biblia presenta al Dios que es Palabra, fuente de la información y poder para ejecutarla.

Ciertamente los creyentes aceptamos las verdades bíblicas por fe, pero esa fe descansa en algo real aunque invisible: la Palabra creadora que antecede a la existencia física. “Por la fe entendemos haber sido constituido en universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” He 11:3

La Biblia nos declara que la información es invisible e inmaterial y que preexiste al universo. Para transmitir la información se emplean muchos medios materiales (tinta y papel, señales auditivas, pantallas, genes, etc), pero la información es en sí inmaterial. En estos momentos usted está leyendo estas palabras impresas en pantalla o papel y mi intención no es que las incorpore materialmente a su persona, pero sí que medite y reaccione a la información que acabo de transmitirle.

Como dice John Lennox en su libro Has Science buried God? “La materia y la energía pertenecen a la categoría de cosas creadas, la Palabra no”.

 

“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla”

Juan 1:1-5 NVI

Alejandra Montamat

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